Casi doscientos países adoptaron hoy un tratado internacional que establece la obligación de identificar el lugar o comunidad de origen de un recurso genético o el conocimiento tradicional relacionado con éste cuando desee solicitar la patente de una invención, un paso determinante en la lucha contra la biopiratería.
Los países con una importante biodiversidad, entre ellos los países andinos y amazónicos, realizaron importantes esfuerzos para sacar adelante el texto, aunque éste no satisface por completo sus expectativas y aún menos las de los grupos indígenas que participaron como observadores en las negociaciones.
En este sentido, el acuerdo excluye una demanda que había sido planteada por varios países en desarrollo relacionada con la posibilidad de revocar una patente si se descubre que se ha incumplido con informar sobre el origen de un ingrediente esencial para una invención.
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