Andalucía

Inerco: Tres décadas de desarrollo industrial sostenible

Su misión la vieron clara hace tres décadas: ofrecer sus servicios de ingeniería a la industria química y energética.

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  • La sede de Inerco -
Hace 27 años un grupo de profesores de la Universidad de Ingenieros de Sevilla, especializados en las áreas de química y medio ambiente, deciden dar el paso de la docencia a la empresa, lo que ahora se conoce como spin-off, y ofrecer sus servicios y productos al mercado. Desde el principio tuvieron clara su misión: el desarrollo industrial sostenible. Ahora, Inerco ofrece sus servicios de ingeniería, desde la consultoría hasta la ejecución de proyectos, no sólo a las áreas industriales y a las empresas más importantes del país, sino que su paso natural -y no tanto por la crisis- ya los ha llevado a Europa, Latinoamérica, el Magreb o Estados Unidos.

Luis Salvador, presidente y uno de los socios fundadores de Inerco, relata la clara visión que tuvieron estos profesores de Ingeniería desde sus inicios. Vieron el nicho de mercado: ofrecer sus servicios al sector industrial, químico y energético fundamentalmente, con una demanda muy fuerte de asesores especializados ante las nuevas legislaciones ambientales y de adaptación a las normativas europeas. Había que ayudarles a planificar su salto hacia un desarrollo industrial sostenible, un concepto pionero entonces, centrándose principalmente en las áreas con más demanda en nuestra comunidad: las empresas petroquímicas del Campo de Gibraltar y el Polo Químico de Huelva.

Aunque la química y el medioambiente centraron los inicios de Inerco, poco a poco, a través de ingenieros especializados, empezaron a ofrecer los servicios técnicos y de consultoría ampliando progresivamente sus productos. Ahora, abarcan el medioambiente, la seguridad industrial, la prevención de riesgos laborales, la ingeniería de procesos (venta de tecnología) y la ingeniería de proyectos industriales, adaptados a sectores que van desde el la cementeras a la siderurgia, pasando por la agroalimentación o las telecomunicaciones (Salvador reconoce que quizás es el más minoritario) y especialmente el sector energético: si antes sus servicios se dirigían a los convencionales, su apuesta más fuerte en la actualidad está en el desarrollo de las nuevas energías, las renovables, especialmente en la biomasa y el hidrógeno.

El salto a Cartuja 93

La historia de Inerco tiene algunos hitos importantes. De aquella pequeña oficina creada en Reina Mercedes en Sevilla, cerca de donde estaba la antigua facultad de Ingenieros, en el 2000 dieron el salto y se instalaron en el Parque Tecnológico Cartuja 93. “No teníamos una capacidad financiera tan alta, pero hicimos una apuesta fuerte para crear un centro de base tecnológica como el que hemos conseguido, diversificada y con la tecnología más avanzada”, relata Luis Salvador.

El segundo hito comenzó en 2009 con el plan estratégico de la empresa, basado fundamentalmente en la internacionalización, que prevé triplicar facturación y empleo en 2010. Salvador puntualiza que “no obedece tanto a la crisis, sino que no teníamos más remedio para garantizar el futuro y el crecimiento de la empresa que la internacionalización”. El cambio significativo que supuso esta planificación fue que mientras en la etapa anterior se habían instalado en Madrid o Tarragona (el polo industrial más importante de Cataluña) y habían salido a Europa pero con colaboraciones puntuales en Alemania, Inglaterra o Francia donde se habían desplazado a trabajar, el salto cualitativo viene cuando deciden “ser empresarios” en otros países, ya sea a través de la adquisición, compra o alianza, de forma que ya tienen empresas en Colombia, Perú o Polonia, y su objetivo están en los países del Este, Chile o Brasil, en el Magreb y en Estados Unidos.

Actualmente Inerco posee siete empresas que facturan 30 millones de euros al año que dan empleo a unas 300 personas, la mayoría con una cualificación muy alta puesto que el 70% son ingenieros superiores que trabajan a tiempo completo y con contrato indefinido en la empresa. “No son colaboradores”, puntualiza Salvador, que explica que aunque en 2009 la plantilla se estabilizó y en 2010 creció “un poquito”, el objetivo es empezar a crecer este año de forma que en 2020 den empleo a mil trabajadores.

Su origen también marca parte de la filosofía de trabajo de Inerco y en varios sentidos. El departamento de I+D+i es “imprescindible”, sobre todo de cara a su extensión al mercado internacional, porque sin innovación, nuevos productos y competitividad no se va a ningún lado. “Es lo más importante”, asume Salvador, una idea que no fue bien entendida cuando comenzaron su andadura. “Nos miraban con extrañeza”, relata para destacar el salto importante que ha dado la Universidad, consciente de que la mejor manera para conectar con la sociedad es patentar y ofrecer sus patentes al mercado. De hecho, ellos siguen colaborando con los grupos de investigación de las universidades, sobre todo en los proyectos de energías renovables. “La crisis nos ha metido a todos la idea de que es fundamental la innovación”, dice Salvador, que tiene claro que el mundo ha cambiado sustancialmente y la empresa que se queda cruzada de brazos, desaparece.

Pero en la filosofía de Inerco también se palpan sus valores, la ética del comportamiento y buen gobierno, desde dentro hacia el exterior, es decir, las personas. Salvador destaca cómo una empresa es lo que hace pero también cómo lo hace, sus valores, por eso desde siempre han cuidado “a nuestros propios empleados, que las personas se vean como nuestro principal activo porque lo son, somos responsables de nuestros propios empleados, en lo social y en lo económico, y eso el cliente sabe apreciarlo”. De hecho, relata que algunos clientes captan cómo los empleados son los primeros defensores de la empresa. “No es algo pasivo, se basa en potenciarles en su trabajo”, dice Luis Salvador, orgulloso de que esos valores se llevan “conjuntamente no porque los hayan leído, sino porque los hemos vivido”.

La propia plantilla es parte imprescindible de su plan estratégico, que requiere un cambio de mentalidad, de globalidad y movilidad de todo el mundo. “El cordón umbilical con la Universidad se rompió hace mucho”, dice Salvador. Inerco internacionaliza hasta su plantilla pero acompañándola con cursos de formación específicos, porque si ya eran buenos ingenieros, ahora tiene que ser buenos gestores y directivos, capaces de tomar decisiones de empresa.

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