Jerez lució anoche con maestría en la emisión en Televisión Española del octavo programa de la duodécima temporada de Masterchef, que se convirtió en un homenaje en toda regla al legado y a la figura del director técnico honorífico de la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, Álvaro Domecq Romero.
Alvarito, como lo conocemos en su tierra, abrió las puertas de su ‘casa’ al equipo del conocido talent show de TVE, y hacía una aparición estelar a caballo a sus 84 años entre aplausos de unos concursantes que llegaron a emocionarse en más de una ocasión durante el espacio.
Solo instantes antes el ‘Aire’ de su paisano José Mercé había daba paso al inicio de la prueba de exteriores con impresionantes imágenes aéreas de la propia institución ecuestre y su entorno, la Catedral o El Mamelón, una vez que Jordi Cruz anunciaba el viaje a Jerez, de la que destacaba su “patrimonio histórico y cultural”.
Para los jueces de Masterchef, era un “honor” estar con el precursor de la Real Escuela de Arte Ecuestre y conocer de primera mano “su gran legado”, y así se lo hicieron saber, interesándose por el germen de este "espacio único en el mundo” que ya cumple medio siglo. “Buscando caballos tuve la oportunidad de encontrar un sitio tan bonito como este y he ido empujando. Ha sido como mi casa y ahora es mi casa. Estoy muy contento”, explicaba el jerezano, que este año ha recibido la Medalla de Andalucía.
Eso solo era el inicio de la prueba, pero la “leyenda del rejoneo” fue testigo del cocinado y probó antes que nadie un menú inspirado “en la deliciosa gastronomía jerezana”, que sufrió algunas reconversiones por falta de tiempo. Eso sí, el rejoneador nunca puso un pero. “Está buenísimo, fantástico”, les animaba mientras pasaba a probar la pringá. “Esto es una maravilla”, llegaba a decir.
En concreto, el menú elegido para 90 comensales a cocinar durante 160 minutos, estaba compuesto de un entrante de caballa con tomates confitados y gazpacho jerezano, un primer plato de bienmesabe de róbalo con chirivía, raviolis de pringá y kale frito como segundo plato. Los postres tampoco tenían desperdicio: chocolate, café y brandi.
Entre los encargados de probar los platos estaban los familiares Álvaro Domecq, artistas como María José Santiago, y autoridades como el primer teniente de alcaldesa, Agustín Muñoz, que habló de las aspiraciones de Jerez a convertirse en Capital Europea de la Cultura en 2031. Junto a él un sonriente Samuel Martínez, Pol Tattoo, que no sabía dónde meterse cuando Samantha Vallejo Vallejo-Nájera les invitaba a brindar “con un vino rosado de Navarra”. Chirrió y mucho este momento en una ciudad que está considerada como el paraíso mundial del vino y del flamenco.
Los internautas no pasaron por alto este detalle en Twitter, donde Masterchef fue tendencia. “En serio vino de Navarro en Jerez? Sin menospreciar a Navarra”; “Con la de vinos buenos que tenemos aquí en la tierra y pone un rosado de Navarra (que no está mal, pa beberlo en Navarra”; “Ir a Jerez y brindar con vinos de Masterchef? Ni han nombrado los vinos de Jerez”; ¿Les pone un rosado de Navarra en Jerez?”, fueron solo algunos de los comentarios vistos en esta red social.
Tampoco se entendió que ningún chef de Jerez asesorase a la hora de confeccionar los menús como suele hacerse habitualmente, o que además de Belén López, concursante de MasterChef Celebrity y enamorada de esta tierra, los productores no se acordarsen de las Gemelas jerezanas de Masterchef, después de que Virginia se convirtiera en la ganadora de la cuarta edición.
En cualquier caso, lo que es innegable es que el programa supuso una publicidad impagable para la ciudad, con estampas como los caballos de fondo durante la prueba del cocinado, aunque se 'olvidasen' de sus vinos. Además, al término de la prueba, los concursantes pudieron disfrutar de una parte del espectáculo Cómo bailan los caballos andaluces.
Aunque era lo de menos, ganó el equipo rojo.
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