Eso es un axioma, no se mantienen solos. A veces sufren destrozos por vandalismo irresponsable, otras porque el desgaste ataca a todo. Y mantenerlos cuesta algo, pero no siempre es dinero. No sólo precisan dinero. Lo más importante, lo más beneficioso es una amplia dosis de buena voluntad. Por ejemplo sépase que Pepe Elías, el anterior responsable de Parques y Jardines, salía todos los días, temprano, a darles un repaso. Lo que no da tiempo hoy se puede hacer mañana; la cuestión es preocuparse por ellos, salir todos los días y tomar nota de faltas, destrozos, fallos remediables, pero menos cuanto más tiempo se dejen.
Y ya que hemos mencionado la palabra vandalismo, algo muy serio y de mal gusto es orinar en cualquier sitio, hecho que sería altamente reprobable ¿sería? No, es. No puede ser reprobado porque hay casos de urgencia y el parque no siempre está al lado de casa. Esos casos de urgencia por enfermedad, como por ejemplo, inflamación de próstata no permiten espera. En esos casos al orín se le permite la salida o saldrá sin permiso con todas las consecuencias. Porque el orín es como el viento, el viento, decían en la peli, destroza los árboles porque no sabe leer y al no saber, no puede leer los carteles de aviso.
La próstata tampoco sabe leer, como el viento. Pero no lo necesita. Lo que sí necesita es un sitio dónde descargarse, un lugar llamado urinario; un retrete que los parques tienen aunque no siempre estén disponibles. Ese es el problema. En el Parque de María Luisa están más días cerrados que abiertos. En el de Amate va para dos meses ya, está cerrado. Es como si no existiera. Esa falta de atención al vecindario es la culpable de que haya quien se vea obligado a ocultarse cuanto el follaje permita. Y eso es una guarrería. No el orinar, que eso es una necesidad ineludible. Lo es que el baño esté cerrado. ¿Es cuestión de salarios? ¿Falta personal? ¿No hay guardas en el parque? Pues vaya problema pero no sólo por eso. El mínimo de limpieza necesario exige la apertura de los baños en los parques todo el tiempo que estos estén abiertos. Antes de llamar la atención a quien evacue aguas entre los arbustos, se le debería llamar al/la/los responsables del mantenimiento de los parques. En eso también se demuestra el grado de civilidad.
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