Granada

Trece años y medio de prisión por coaccionar, amenazar y agredir sexualmente a su exmujer

La condujo a un descampado donde la amenazó con un cuchillo para mantener relaciones que ella denunció

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  • Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). -

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha condenado a doce años y ocho meses de prisión a un hombre acusado de coaccionar y agredir sexualmente a su expareja, a la que condujo a un descampado donde la amenazó con un cuchillo para mantener relaciones que ella denunció y de las que se desdijo.

La Sala de lo Civil y Penal del alto tribunal ha desestimado el recurso presentado por el condenado, que solicitó la revocación de la condena dictada por la Sección Segunda de la Audiencia de Granada apelando a la presunción de inocencia y aprovechando que la víctima, su expareja, había modificado el contenido de su declaración.

El recurso, desestimado en su totalidad, aprovechó que la denunciante ha reiniciado su relación sentimental con el condenado, que era su expareja en el momento de los hechos, por lo que dejó de ejercer la acusación particular y contestó con evasivas durante el juicio.

Según la sentencia del TSJA, a la que ha tenido acceso EFE, los hechos se remontan al 6 de agosto de 2022 cuando, con un plan preconcebido, el condenado se citó con su expareja con el pretexto de firmar un convenio regulador respecto a los dos hijos menores que tienen en común.

La recogió entonces en una parada del autobús de Güéjar Sierra (Granada) y ella subió al coche, momento en el que vio que la puerta del copiloto no tenía tirador.

Aunque ella pidió bajar del vehículo, el condenado condujo hasta un descampado, donde sacó un destornillador e intentó clavárselo a su expareja, que se revolvió.

El acusado se bajó entonces del coche y cogió del maletero un cuchillo de cocina con un filo de 15 centímetros que usó para amedrentar a su expareja, con la que estaba discutiendo por celos, y la obligó a caminar por el descampado.

Ella intentó tranquilizar al acusado diciendo que volvería con él, momento en el que comenzó con tocamientos que acabaron en una relación sexual completa a la que ella, "presa del miedo", no opuso más resistencia.

Accedió la víctima a ir con el procesado a casa de su madre y a recoger a los hijos y aprovechó que él se fue a trabajar al día siguiente para interponer la denuncia.

La víctima necesitó asistencia médica y un tratamiento ansiolítico e hipnótico, además de sufrir secuelas de sintomatología ansiosa, estrés y miedo.

Ella ha reiniciado su relación sentimental con el acusado, en prisión provisional por la causa, por lo que retiró la acusación particular, contestó con evasivas a las preguntas y no aclaró cuál de las dos versiones ofrecidas era la real.

El TSJA ha apuntado que esta actitud "lamentablemente" no es extraña por la "profunda dependencia" material, económica, psicológica y emocional que las víctimas del maltrato tienen de sus agresores y la ambivalencia de sentimientos a los que se enfrentan.

Ha atendido a las pruebas periciales y a las declaraciones del agente que trató a la denunciante, que dijo que ella sentía terror y temía que el condenado le hiciese algo a ella o a sus hijos porque lo creía "capaz de matarles".

Con estos datos, ha confirmado la condena a diez años de cárcel por los delitos de agresión sexual, coacciones y amenazas graves, los tres con los agravantes de parentesco y de género, y en el caso de las amenazas, también agravado por reincidencia.

La pena confirmada, contra la que cabe recurso ante el Tribunal Supremo, se eleva a doce años y ocho meses de cárcel, además de la prohibición de comunicarse o acercarse a la víctima durante más de una década. 

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