Castroviejo, asesor científico de Rodríguez de la Fuente e investigador en varios continentes, ha alertado de “los efectos demoledores” de este dragado en el estuario del Guadalquivir y de sus daños sobre el medio fluvial y sus zonas de influencia.
El tráfico de barcos de más tonelaje y a más velocidad agravaría la erosión que ya sufre la orilla del Parque Nacional, causaría “daños irreparables” para el medio natural y humano en el Bajo Guadalquivir y Doñana, incluidos sus arrozales, “y haría inviable la agricultura ecológica y un desarrollo integrado en la zona”.
“No se concibe Doñana sin sus marismas, los ecosistemas más alterados y degradados de Doñana y su entorno, que ya han sufrido pérdidas incalculables por una sobreexplotación hidrológica y están amenazadas por futuras plantas termosolares y balsas; la situación del río es hoy tal que ha desaparecido el esturión, casi lo han hecho la angula y otras especies de peces antes comunes”.
Por ello, califica de “inadmisible” este dragado, ha abogado por que las administraciones acaten los dictámenes científicos y técnicos contrarios a este proyecto, y apostilla: “El dragado no se podría hacer si se tuviera, de verdad, en cuenta la normativa europea, la nacional y los convenios internacionales de Ramsar y Patrimonio Mundial de la Unesco firmados por España”.
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