Persona históricamente ligada al mundo cofrade alcalaíno, Juan Ángel Pérez Arjona será el encargado de ofrecer este viernes 22 de marzo, Viernes de Dolores, a partir de las nueve de la noche en el teatro Martínez Montañés, el pregón oficial de la Semana Santa de Alcalá la Real 2024. Hoy lo entrevistamos para conocer más sobre sus vínculos y trayectoria dentro de la escena cofrade de nuestra localidad.
Su relación con la Semana Santa de Alcalá la Real, como es habitual en cualquier pregonero, arranca de lejos. ¿Cómo surgen sus primeros vínculos y cuáles son sus primeros recuerdos? Mi primer contacto con la Semana Santa de Alcalá debió de ser por el año 1987 y fue con La Humildad. Entré en la hermandad a través de Paco Toro. Desde entonces he estado vinculado a esa hermandad, de la que fui luego hermano mayor. Con el tiempo acabaría perteneciendo a casi todas las cofradías y hermandades. Es un mundo que a mí me apasionó desde pequeño.
Mucho debe haber cambiado todo desde aquellos años, ¿qué cree que ha cambiado para mejor y qué ha cambiado para peor? Ha cambiado totalmente y en general yo creo que para mejor. Es verdad que hemos perdido parte de nuestra esencia en algunas cosas como por ejemplo la manera de llevar los pasos, los tronos o las imágenes. Lo que debemos procurar es que siempre haya un relevo generacional y es lo que más me preocupa, tener a alguien detrás de ti que esté dispuesto a echar una mano en el futuro.
¿Qué podría contarnos de la vivencia de la Semana Santa en las aldeas, por ejemplo, y concretamente, por su vínculo personal, en Ermita Nueva? En la aldea, la Semana Santa se vivía de forma muy diferente a Alcalá ciudad. Yo recuerdo que en Ermita Nueva durante la semana casi no había nada. Cuando llegaba el Viernes Santo se comía en familia. Íbamos a misa el Jueves Santo por la tarde o el Viernes Santo por la mañana. Recuerdo que el Viernes Santo era tradición que los jóvenes fuésemos dando un paseo y acabáramos en Mures. Allí tomábamos algo, veíamos a amigos o compañeros de colegio, y después nos volvíamos otra vez a la aldea. Esa es la Semana Santa que yo recuerdo en mi niñez, hasta los 13 ó 14 años.
Se dice que, sobre todo en los últimos años, cuesta encontrar relevo para sacar a la calle los pasos de la Semana Santa en Alcalá. ¿Dónde cree que radica el problema? Yo no lo llamaría un problema. Ha sido una constante en Alcalá la Real. Nosotros tenemos nuestro carácter y nuestra idiosincrasia. Creo que más bien responde a ciclos. De todos modos, hay ya un grupo de gente joven y veo relevo generacional en las bandas y debajo de los pasos y los tronos. Hay mucha gente que se acerca a la Semana Santa a través de un amigo o una amiga. Creo que en el futuro no va a haber problema. En la historia de la Humildad hay algo que siempre me pareció muy curioso. Siempre se ha hablado del milagro del Jueves Santo, porque durante mucho tiempo tuvimos problemas para salir a la calle. Pero insisto en que no lo veo como un problema, y es más, en los pregones de La Borriquilla o El Costalero siempre se ve a mucha gente joven.
Particularmente, ¿cómo es su Semana Santa, cómo la vive? Reconozco que antes la vivía con muchísima más intensidad. Yo he llegado a salir en casi todas las procesiones representando a una cofradía. Ahora es verdad que llevo un tiempo en el que estoy un poco más retirado ya de lo que son las procesiones. Me gusta más vivirla de otra manera, más desde el interior, con los amigos. Aunque no me resisto a disfrutar de algunos momentos, sobre todo en aquellas cofradías en las que he sido costalero. Pero bueno, quién sabe si en el futuro vuelva a ponerme el traje de penitente, porque la Semana Santa de Alcalá la llevo en mi corazón y en mi alma siempre.
Finalmente, ¿qué podría adelantarnos sobre su pregón, del que podremos disfrutar el próximo 22 de marzo? Haré un viaje nostálgico al pasado remontándome al siglo XVII. El pregón constará de dos partes. En la primera haré un recorrido histórico por la Semana Santa de ese momento histórico de Alcalá la Real. Me interesaba muchísimo ver el boato de la abadía, manifestar lo que se hacía cuando la abadía estaba en todo su esplendor. Cuando los cuatro conventos masculinos estaban también en todo su apogeo. Cuando la Cofradía de la Veracruz y la Cofradía de Jesús salían a la calle con muchísimas cuadrillas que representaban desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento. También me interesa hacer un recorrido sentimental por los templos que ya no están. No sé si sorprenderé, pero aquellos que me conocen saben que en mi pregón tengo que hablar de historia, aunque he intentado hacerlo muy ameno y entendible, con un lenguaje muy sencillo, para tratar de plasmar aquella Semana Santa que ya no existe, y que era una de las mejores de nuestro país por su singularidad y peculiaridad.
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