Ciudadanos no se resigna a su desaparición y negocia con el PP un acuerdo que incorpore los restos del partido naranja a las candidaturas que se configuren para las elecciones catalanas y europeas y salvar algún nombre que sería insalvable en el caso de intentar ir a las urnas por su cuenta.
La negociación está abierta: el Partido Popular pretende de los naranjas una integración bajo sus siglas, mientras que Carlos Carrizosa, presidente del grupo parlamentario de Cs en el Parlamet, dice que el partido se presentará y que lo que busca pactar con el PP es una coalición.
Sobre la mesa han puesto la misma oferta que pusieron para las catalanas de 2021 y que Génova rechazó entonces cuando todo apuntaba a que Cs estaba en caída libre.
En la dirección nacional del PP ven con buenos ojos algunos nombres naranjas, como el de los eurodiputados Adrián Vázquez, actual líder de Cs, y Maite Pagazaurtundua, aparte de algunos asesores en la Eurocámara, pero sobre todo le interesa el legado naranja, en el caso de Cataluña.
Un legado que está prácticamente arrasado, ya que solo retienen seis diputados de los 36 a los que llegaron con Inés Arrimadas -fue la lista más votada- en las elecciones de 2017, que se celebraron bajo el 155 y en plena ebullición por los efectos de la declaración unilateral de independencia.
A nivel municipal tampoco les ha ido mejor porque apenas han conseguido retener 400 concejales en esta comunidad.
En el conjunto nacional no les queda nada más que los seis diputados catalanes y los siete en la Eurocámara. Todo indica que no lograrían sobrevivir en los comicios europeos del 9 de junio por sus propios medios y únicamente podrían salvar algún nombre que rescatara el PP si fructifica el acuerdo.
De la última convocatoria con las urnas -las autonómicas, municipales y generales de 2023- el Partido Popular se llevó casi todo el voto naranja que aún quedaba y ahora en el ciclo electoral de este año busca rematar la faena.
Este proceso de abducción del partido liberal comenzó tras la repetición de las elecciones de noviembre de 2019 cuando Cs, después de negarse a pactar un Gobierno de coalición con Pedro Sánchez, se quedó con solo una decena de escaños en el Congreso. Y esto ocurrió solo seis meses más tarde de conseguir 56 diputados y pisarle los talones al PP.
Después, en 2021, la fallida moción de censura en Murcia que intentó Cs con los socialistas marcó el principio del fin del partido, provocando un adelanto electoral en Madrid, que les dejó fuera de la comunidad, y una espantada de cargos naranjas hacia las filas del PP.
En un goteo continuo, con Pablo Casado, primero, y con Alberto Núñez Feijóo, después, el PP ha ido fichando cargos y asesores de Ciudadanos, hasta el punto de incorporar a su economista de cabecera, Luis Garicano, que forma parte de la fundación del partido, Reformismo 21.
También en Cataluña hubo un fichaje de peso: el de Nacho Martín Blanco como cabeza de lista de los populares por Barcelona para las elecciones generales del 23 de julio, que se produjo solo cinco días después de que quien fuese portavoz de Cs en el Parlament dejase la formación.
Los populares buscan ahora completar la integración y acabar del todo con Ciudadanos, dentro de su estrategia de aunar el voto del centroderecha bajo las siglas del PP, pues el partido de Alberto Núñez Feijóo no ha dejado de repetir que la división de su electorado beneficia a la izquierda.
En las elecciones catalanas los populares pretenden que su candidatura sea el refugio del voto constitucionalista, un bloque en el que no incluyen ya al PSC, al que igualan a los independentistas de ERC o de Junts, sobre todo a raíz de la aprobación de la ley de amnistía.
De su alianza con Ciudadanos tiene que salir ya la lista a las catalanas, que deben presentar entre el 3 y el 8 de abril y que tiene como gran incógnita el cabeza de lista.
Si el PP logra su objetivo, que los naranjas se integren en su papeleta, será la primera vez que Ciudadanos no se presente en el territorio donde nació en 2006, cuando Albert Rivera logró entrar por primera vez en el Parlament como líder de un partido que se quedó a las puertas de la Moncloa y que ahora no parece tener otra alternativa que despedirse.
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