El Museo Cruz Herrera ya exhibe el retrato de Madeleine Nonnez-Lopes y su perrita Fannette, realizado por José Cruz Herrera, tras formalizarse ayer la donación al Museo por parte de su hijo, Phillipe.
Atrás quedan cinco meses de gestiones entre el Consulado de España en París y la dirección de la pinacoteca linense, detalles que explicaron el propio Phillipe Nonnez-Lopes, acompañado por el responsable del Archivo y Registro del Consulado General de España en París, Alfonso Iglesias, junto al alcalde, Juan Franco, la delegada de Cultura, Raquel Ñeco, y la directora del Museo, Mercedes Corbacho.
El cuadro, un óleo sobre lienzo, de 60x50 centímetros, que conserva el marco original, fue un encargo del padre de Phillipe, y marido de Madeleine, al linense José Cruz Herrera en su estudio de Casablanca, ciudad marroquí en la que residían en 1944, antes de trasladarse a París en la década de 1950. Desde entonces el cuadro estuvo en el dormitorio de Madeleine hasta su fallecimiento, en 1997.
Ochenta años después de ser pintado, hijo y retrato han viajado hasta La Línea para cumplir el deseo de Madeleine de “no ser vendido ni a anticuarios ni a brocantes”, motivo por el que el propietario decidió donarlo a una institución española. Para ello, escribió al Consulado General de España en París, desde donde contactaron con la dirección del Museo Cruz Herrera, para ofrecer al retrato “su nuevo hogar”.
Todas las partes sin excepción mostraron su satisfacción por el “pequeño milagro” de esta donación, la primera de un cuadro del autor linense desde la que el propio Cruz Herrera realizó en 1971.
Especialmente emocionada se mostró Mercedes Corbacho, que no se cansó de agradecer a todos su colaboración, sobre todo al propietario del cuadro, además de al representante del Consulado por su trabajo estos meses y al Ayuntamiento por su apoyo. Se le llegaron a saltar las lágrimas a la directora del museo ante la culminación de este proceso meses que finaliza con Madeleine, por fin, en casa de Cruz Herrera. Philip Nonnez-Lopes expresó un “agradecimiento infinito” a todos los que han contribuido a que su madre permanezca en el Museo y en la ciudad del pintor que la inmortalizó años atrás, cumpliendo así el deseo de ella.
Tras un proceso de limpieza en los últimos días, una vez llegó a La Línea la valija diplomática con el cuadro, Madeleine Nonnez-Lopez y su perrita Fanette saludan a los visitantes desde su nueva ubicación, sobre la chimenea de la entrada de Villa San José. En unos meses pasará a integrar la sala dedicada a la época costumbrista del pintor, parte de la exposición permanente.
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