Martínez Caler ha añadido otros números para ilustrar el avance del sector, tales como que en nochevieja “la ocupación fue del 100%, el 50% en Reyes y el 40% en Nochebuena”. No obstante, la cifra global de ocupación anual ha sufrido un descenso de casi el 10% consecuencia directa de las noticias aparecidas en los medios sobre los desperfectos ocasionados por las lluvias en algunas de estas viviendas.
En esta línea el presidente de la Asociación Andaluza de Turismo Rural en Cuevas, Ángel Hernández, ha destacado que la bajada en las reservas se debe, “no a la información en sí, sino a que se tiende a generalizar y poner en duda la seguridad de unas viviendas que, en algunos casos, tienen hasta 1.000 años”. Hernández ha recordado que algunos de los problemas han llegado “de la mano del hombre y no de la naturaleza, por ejemplo, al haber pasado tuberías de alcantarillado por encima de esas viviendas, lo que ha provocado filtraciones y en algunos casos derrumbes”.
Por su parte, Martínez Caler ha recordado que las casas-cueva “constituyen un recurso diferencial capaz, por sí solas, de atraer turismo”. Además, la concentración que aparece en la provincia es prácticamente única en toda España, ubicadas en unas comarcas desfavorecidas, que precisan aprovechar las oportunidades que surjan para propiciar un mayor desarrollo económico y social en esas poblaciones
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