“Es evidente que habrá consecuencias y que se endurecerán los controles”, indicó la ministra de Agricultura y Protección del Consumidor, Ilse Aigner, tras una reunión con expertos y representantes del sector.
Los daños provocados por el escándalo “son ya inmensos”, añadió la ministra, a falta de una evaluación precisa y después de que el domingo se levantara el cierre temporal a unas 3.000 del total de 5.000 granjas precintadas los días pasados para su inspección.
Por daños, aclaró Aigner, hay que entender tanto las consecuencias económicas sobre el sector como los efectos en la credibilidad de los productos alemanes.
Un total de 1.635 granjas permanecen precintadas y los efectos de la alarma desatada la semana pasada ha hecho mella ya en el consumo interno de carne de porcino y productos avícolas, según han advertido representantes del sector.
Hasta ahora apenas se constataron altos índices de contaminación en diez de las granjas afectadas de Baja Sajonia (norte de Alemania), pero no se podrá levantar la alerta hasta que se haya completado la inspección, indicó la ministra.
El foco de la alerta se situó en Baja Sajonia, estado federado que concentra el mayor número de explotaciones precintadas, y hasta ahora, fuera de Alemania, sólo se ha comprobado la presencia de productos contaminados en Dinamarca y Francia.
Otras alarmas por presunta contaminación con dioxinas, por efectos de piensos alemanes, en países como el Reino Unido, quedaron posteriormente descartados, a la espera de que se conozcan los resultados de los análisis realizados en Holanda.
Paralelamente a la reunión en Berlín entre la ministra y representantes del sector, la Comisión Europea (CE) estudia las medidas a adoptar frente al escándalo de los piensos contaminados.
El portavoz comunitario de Sanidad, Frédéric Vincent, señaló en Bruselas que el objetivo común es mejorar la separación de las grasas destinadas a alimentación humana o animal de aquellas para fines no comestibles para evitar esos casos.
La cuestión será analizada entre mañana y el miércoles por el Comité Permanente de la Cadena Alimentaria de la UE, pero Vicent avanzó ya hoy que “no hay peligro inmediato” para los ciudadanos europeos por el consumo de huevos o carne de cerdo y de pollo.
Hasta ahora, sólo un país tercero, Corea del Sur, ha suspendido sus importaciones de productos alemanes, medida que Vicent calificó de “desproporcionada”.
El informe difundido por esa organización alemana atribuía a residuos de pesticidas la contaminación detectada en aceites y grasas industriales utilizados para la producción de piensos para animales en Alemania.
Foodwatch se basaba para ello en análisis realizados con una prueba de las grasas comercializadas por la empresa Harles & Jentzsch.
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