Será porque viene la temporada de premios o por los retrasos de la distribución, pero en enero y febrero de 2011 los amantes del cine independiente van a tener una apretada agenda, más aún teniendo en cuenta que tendrán que cogerlas al vuelo debido a lo que suelen durar las películas minoritarias en cartelera.
Pasada la temporada navideña, el 14 de enero llegan ya dos citas importantes: por un lado el retrato coral del crimen de Animal Kingdom, de David Michod, llegado desde Australia con excelentes críticas y reminiscencias de Scorsese.
Por otro,la cinta que representará a Francia en los próximos Óscar, De dioses y hombres, o la esencia de la espiritualidad sintetizada en la historia de convivencia de una comunidad de monjes cristianos (cantos gregorianos incluidos) en Argelia.
Una semana más tarde, otras dos dosis del mejor cine independiente británico. Una de ellas, de manos del siempre sorprendente y muchas veces brillante Michael Winterbottom, que esta vez hace todo un ejercicio de estilo enmarcado en el cine negro a plena luz del día en El demonio bajo la piel, protagonizada por Casey Affleck, Jessica Alba y Kate Hudson.
Por otro lado Monsters, atípica cinta de ciencia ficción romántica dirigida por Gareth Edwards, y protagonizada por el actor Scott McNairy, conocido por otro éxito sorpresa en las carteleras españolas, Buscando un beso a medianoche.
Este año, el ballet ha sido una fuente de inspiración para reputados realizadores y en enero confluyen dos retratos muy distintos de tan disciplinado como vejatorio mundo.
El más publicitado y con visos de Óscar, al menos para su protagonista Natalie Portman, es Cisne negro.
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