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Arcos

No a las Térmicas: El sabor agridulce de una lucha social

Algunos de sus integrantes se reúnen en Arcos para celebrar su amistad. El movimiento ecologista y la política no frenaron el proyecto de Iberdrola

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  • Parte de la Plataforma No a las Térmicas reunida en Arcos. -

Con cierto espíritu romántico, y sin duda alguna nostálgico, la legendaria y en su día controvertida Plataforma No a las Térmicas ha celebrado una reunión que más que reivindicativa ha tenido por objeto un encuentro puramente amistoso en torno, eso sí, al ideal que unió a principios de siglo a un grupo de personas dispuestas a defender la calidad ambiental de la población de Arcos, en Cádiz. Esta plataforma llegó a tener carácter provincial, autonómico e incluso nacional, con la complicidad de cientos de activistas que compartían entonces reivindicaciones con las plataformas del mismo carácter del Valle del Ebro y Morata de Tajuña.

No a las Térmicas nació reuniendo a ecologistas, partidos políticos y un sector de la ciudad que desde un principio se opusieron a la construcción de la central térmica de ciclo combinado de la multinacional Iberdrola en suelo arcense, aunque fue la norteamericana Enron la que daría los primeros pasos. El argumento de No a las Térmicas fue, en particular, la afección de esta industria sobre la salud humana, de ahí que entre sus incontables acciones divulgativas se encontrara la organización de una serie de conferencias que contaron con expertos de primer orden, entre ellos el doctor Ferris del Hospital de la Fe de Valencia, que ya relacionaba las emisiones de los ciclos combinados con determinadas enfermedades.

No hace falta recordar que en No a las Térmicas se integraron partidos políticos como PSOE e IU cuyos líderes mostraron una férrea oposición al proyecto pero que finalmente tuvieron que “entrar por el tubo” de la Ley y, posiblemente, de intereses donde prevalecieron los intereses mercantilistas. Cabe recordar la célebre manifestación del expresidente socialista de Diputación Francisco González Cabaña que llegó a decir que la térmica de Arcos pasaría por encima de él. Y pasó desde luego, porque fuera como fuese la central de 1.600 megavatios llegó a construirse y entrar en servicio valiéndose del agua del contiguo embalse de Guadalcacín. Ahora, hace escasos años, se conocía el intento de Iberdrola por cerrar la planta porque parece que ya no es tan rentable frente al avance de otro modo de generar energía con medios más naturales, aunque en este sentido la empresa ha introducido nuevas actividades supuestamente más respetuosas.

Casi un cuarto de siglo después, la térmica sigue ahí, en el horizonte de la cuenca visual, invadiendo el paisaje de campiña del término de Arcos, sin haber cumplido a todas luces esas expectativas de cuando se construyó respecto a la creación de empleo en la zona, pues ya no requiere tanta mano de obra. Es, en suma, la herencia de un tiempo donde, como ahora, los términos desarrollo e industria iban de la mano, dejando a un lado el cuidado medioambiental y la salud humana.

En este casi cuarto de siglo, los miembros de la Plataforma No a las Térmicas no han perdido contacto, pero en rara ocasión se habían reunido, mucho menos en la pandemia del Covid... En el hotel restaurante Mesón de La Molinera, algunos de los rostros más populares de aquel decisivo movimiento, como Juan Clavero de Ecologistas en Acción; la presidenta del colectivo, Isabel Oñate; Julia Franco, Daniel Lopez-Marijuán, Juan Ruiz o Paco Ardila…, se daban cita para simplemente echar un rato. Se echó en falta a Luciano Lozano Muñiz, fallecido hace unos años y que fue un hombre que trabajo por la causa en primera línea. La pregunta, no obstante, flotaba en el aire: ¿Fracaso o éxito? Posiblemente ni una cosa ni otra, porque la térmica se construyó pero también se sembró una semilla para el casi siempre incomprendido ideal ecologista. El tiempo ha demostrado que no existe progreso sin respetar el medio en que se mueve el planeta. Como lo cortés no quita lo valiente, este grupo de amigos está convencido de seguir reuniéndose cada año porque el vínculo creado es muy fuerte.

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