La campaña para las elecciones anticipadas del 10 de marzo en Portugal arrancó este domingo, con los líderes de los principales partidos en el norte del país y envuelta en dudas sobre la futura gobernabilidad y los problemas de corrupción.
Unos 10,8 millones de portugueses están llamados a concurrir a las urnas en esa fecha, con el candidato del Partido Socialista (PS), Pedro Nuno Santos, y el de la coalición conservadora Alianza Democrática (AD), Luís Montenegro, como los favoritos a convertirse uno de los dos en primer ministro.
Los líderes principales, en el norte
Santos eligió Matosinhos, a 8 kilómetros al norte de la ciudad de Oporto, para comenzar esta campaña, donde se pasó a saludar a los votantes en un mercado y luego almorzó en el centro de deportes y congresos local.
Montenegro se fue a Mirandela, en la región de Trás-os-Montes, en el noreste luso, donde hizo una caminata por sus calles para entrar con contacto con los electores.
Cada sufragio va a ser importante en unos comicios donde las últimas encuestas indican que no va a haber una mayoría absoluta, como la que ha tenido el PS en la última legislatura.
De acuerdo a la encuesta, publicada el viernes por varios medios, del Centro de Estudios y Sondeos de Opinión de la Universidad Católica AD ganaría al PS en intención de voto, con el 35 % de los sufragios frente al 29 %.
El partido de ultraderecha Chega, liderado por André Ventura, permanecería como tercera fuerza política, con el 17 % de los votos, seguido por Iniciativa Liberal (IL), con el 6 %.
Otro sondeo publicado el viernes por TVI/CNN Portugal de Duplimétrica-IPESPE muestra a AD por delante, con el 24 % de los votos, frente al 21 % del PS. Tercero sería Chega, con el 16 % de los sufragios; e IL con el 6%.
La sombra de la ingobernabilidad
Ante estos posibles resultados, Montenegro ha dicho que no tiene intención de pactar con Ventura, que le ha tendido la mano en más de una ocasión. El único entendimiento posible con otro partido sería con IL, que se ha manifestado abierto a pactar con la coalición de centroderecha en un futuro.
Por su parte, Santos ha dejado claro en los últimos debates electorales en los que ha participado que si queda segundo con una mayoría de derechas en el Parlamento no va a bloquear un Gobierno de AD. En caso contrario, Montenegro ha evitado aclara cuál sería su postura.
En las elecciones de 2022 el PS logró la mayoría absoluta con el 41,37 % de los sufragios, un porcentaje que AD rozaría si se alía con IL si se cumplieran las estimaciones de la Universidad Católica, si bien no garantiza nada, porque dependería de cómo se distribuyen los votos en las distintas regiones y de la diferencia entre el primero y el segundo, entre otros factores.
La lacra de la corrupción
Los dirigentes tanto del PS como de AD van a tener que esforzarse en explicar durante su campaña las medidas que van a tomar frente la corrupción, después de dos casos muy sonados en los últimos meses en ambos partidos.
Las elecciones del 10 de marzo son, de hecho, fruto de uno de esos casos, ya que el presidente del país, Marcelo Rebelo de Sousa, decidió convocar comicios anticipados tras la dimisión del primer ministro, el socialista António Costa, después de que la Fiscalía anunciara una investigación en su contra por presuntas irregularidades en negocios del litio, el hidrógeno y un centro de datos.
Otro presunto caso de corrupción en Madeira ha salpicado en las últimas semanas a AD, ya que el presidente de la región autónoma, Miguel Albuquerque, del Partido Social Demócrata (PSD) -integrado en AD- renunció después de que fuera declarado sospechoso formal en esta causa.
La corrupción ha sido uno de los temas principales en los debates: la derecha quiere tipificar como delito el enriquecimiento ilícito, que no está contemplado como crimen en Portugal, y PS propone una mejora de la transparencia en las instituciones y dotar de más recursos a la agencia encargada de prevenirla.
La economía es otro de los asuntos que han marcado la precampaña y que sin duda lo seguirá en estas semanas, debido a la fuerte crisis de vivienda en el país, donde muchas personas no pueden pagar alquileres ni comprar una casa por la carestía, lo que va acompañado de salarios bajos.
Ante esta situación, los líderes de los dos principales partidos proponen una subida de los salarios y una reducción de impuestos de diversas maneras, ante lo que tendrán que afanarse en explicar qué les diferencia.
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