El monasterio de la Cartuja de Jerez conservará el uso religioso una vez sea abandonado por las Hermanas de Belén, que previsiblemente digan adiós al cenobio en el que han permanecido los últimos 22 años el próximo sábado 16 de marzo.
Sin embargo, el hecho de que ya no exista una comunidad de clausura asentada en este Bien de Interés Cultural (BIC) va a permitir una mayor apertura a las visitas y el turismo, sumándose así a otros edificios de carácter religioso que ofrecen este tipo de servicios.
El conjunto, que pertenece a Patrimonio del Estado, dependiente del Ministerio de Hacienda y Función Pública, va a seguir siendo gestionado por la Diócesis de Asidonia-Jerez en base a los acuerdos existentes entre ambas partes, que únicamente renunciaría a ello en el supuesto de que su estado de conservación implicara inversiones inasumibles para la Iglesia local.
El obispo de Asidonia-Jerez, José Rico Pavés, ha avanzado en el programa 'Luz de Pasión', que se emite semanalmente en 7 TV Jerez, que ya se trabaja en una celebración de despedida a las Hermanas de Belén, reconociendo al mismo tiempo que desde el pasado mes de abril se están analizando todas las posibilidades para garantizar el uso y conservación del monasterio.
El progresivo deterioro del conjunto constituye la primera preocupación para el prelado, entre otras cosas porque existe un compromiso en ese sentido con Patrimonio del Estado. De los informes técnicos que se están elaborando, “que no son del todo esperanzadores”, va a depender “hasta dónde y qué se puede seguir usando” del recinto.
En este sentido, se recuerda que las celdas más próximas al río Guadalete ya fueron abandonadas por los cartujos antes de su marcha debido a la inestabilidad del terreno. En estos últimos años, las Hermanas de Belén han permanecido en las más cercanas a la carretera, que son de reciente creación, pero aquí también se observan grietas.
La despedida de esta congregación plantea además dudas sobre la seguridad del monasterio, que ha sido objeto de pequeños hurtos en estos últimos años entre otras cosas porque las propias hermanas “se han fiado de la providencia” y apenas tenían “una zona vigilada”.
El primer objetivo en este sentido es “perimetrar” todo el conjunto, de modo que se garantice la protección de “las zonas más sensibles”.
En el plano pastoral, el Obispado va a “garantizar” la celebración de la eucaristía dominical, sin descartar que se pueda “ampliar” a otras jornadas. Además, “puntualmente” se celebrarán en la Cartuja “encuentros y jornadas diocesanas” que ahora se desarrollan en otros espacios, y que ahora podrán aprovechar el vacío que deja la congregación religiosa.
Por último, monseñor Rico Pavés no oculta la “proyección cultural” que tiene el monasterio, cuyas visitas han estado “condicionadas” hasta ahora a la vida de clausura de las hermanas. “Ahora la situación es distinta, así que habrá horarios e itinerarios para visitar la Cartuja”, un asunto en el que se está ya trabajando y que se complementará además con una visita virtual e incluso una sala inmersiva. También será posible que los itinerarios habilitados en el entorno del río Guadalete incluyan el paso por el monasterio de la Cartuja, un extremo que quiso evitarse en su momento para no interferir en la vida de las religiosas.
“Salvo que los informes técnicos fueran muy críticos, el edificio estuviera en peligro de ruina y las intervenciones necesarias superaran las posibilidades de la Diócesis, nuestra intención es conservar la gestión de la Cartuja, con el compromiso de que no pierda su carácter religioso y sin descartar que se pueda establecer allí alguna comunidad religiosa que no fuera de clausura y se pudiera ocupar del mantenimiento del culto y del templo”, concluyó monseñor Rico Pavés.
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