La aplicación de la norma supone una inversión diaria de 2,5 millones de euros, según subraya a Efe la consejera para la Igualdad y Asuntos Sociales, Micaela Navarro, y desde diciembre de 2006 se han realizado valoraciones para determinar quién es dependiente severo o gran dependiente, en lo que se tarda entre seis y ocho meses, y a partir de enero próximo se empezarán a incluir a las dependencias más leves, como recuerda la consejera, quien subraya que la ley “está viva” porque se desarrollará hasta 2015.
La Agencia Efe ha contactado con tres de ellos que pudieran representar a los tres tipos de ayudas: para residencia, una prestación económica para cuidar de un familiar y ayuda a domicilio.
“Una liberación” ha sido para Isabel Molina la ayuda a domicilio que la auxiliar de enfermería y profesora de yoga Jenifer Jiménez presta tres horas diarias a su hija Susana Lázaro, de 33 años y con esclerosis múltiple desde hace once, lo que le impide andar sola, vestirse o realizar numerosas tareas sin asistencia.
Milagros Mellado, de 66 años, cuida de su hermano Manuel, de 63 y postrado en la cama desde hace 47 años por los problemas cerebrales y físicos que padece por los fórceps que emplearon cuando nació. Recibe 338 euros al mes, “no es que sea este mundo y el otro, pero menos había antes, cuando no había nada”.
En la residencia de ancianos Alconchel de Mairena del Alcor (Sevilla), Francisca Alba, de 83 años, se muestra “encantada” de la atención que recibe desde que ingresó junto a su hermana gracias a la ley, que define como “lo más grande”.
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