La muestra, que abre al público el mañana, recoge doce “retratos cinemáticos” en blanco y negro, vídeos conocidos como Las pruebas de cámara, con primeros planos de personajes tan populares como el actor Dennnis Hopper o el músico Lou Reed, que miran de frente al objetivo de forma impasible o realizan acciones mecánicamente.
Entre los rostros silenciosos que pueblan esas pruebas de cámara destacan Edie Sedgwick (1943-1971), la trágica musa del artista, el poeta de la generación “beat”, Allen Ginsberg (1926-1997), y la escritora y ensayista Susan Sontag (1933-2004), todos personajes que recuerdan el constante culto a la fama en la obra de Warhol.
Las doce pruebas de cámara, que funcionan como una suerte de almanaque visual de la escena de vanguardia de los años sesenta del siglo XX, son proyectadas a gran escala en los muros de las galerías del MoMA, dejando que el visitante se sienta vigilado por los ojos de los retratados.
Para conseguir las miradas deseadas, Warhol (1928-1987) usó 500 rollos de película, con los que grabó y captó la vulnerabilidad de sus famosos amigos, tanto en sesiones en The Factory, el nombre de su estudio en Nueva York, como en situaciones espontáneas.
Aunque Warhol rodó sus películas a la velocidad estándar para los filmes sonoros de veinticuatro fotogramas por segundo, el artista especificó que sus obras debían ser proyectadas a una velocidad menor, dieciséis fotogramas por segundo, similar a la usada con las cintas mudas.
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