En ‘Diario de Barrios’, David de la Cruz advierte de que “una mujer que haya nacido junto al mar tiene una esperanza de vida de casi cinco años más que quien creció entre las fronteras de Alcalde Blázquez y Loreto”. En el capítulo ‘Cerro de Moro, el barrio al que nunca le regalaron nada’, el portavoz de Adelante Izquierda Gaditana recuerda que la desigualdad que sufre la zona está íntimamente ligada a su origen, “entre las décadas de los 50 y los 60. Bajo un yugo franquista que ni siquiera se preocupó de la planificación y la ordenación más básica”. El actual Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu, recaló en sus calles con apenas 25 años y pudo comprobar con espanto “calles sin pavimentar, con techos de uralita, problemas de droga y desempleo”. Para llamar la atención de las administraciones, relata De la Cruz, se le ocurrió hacer un concurso de ratas que ganó un ejemplar de dos kilos de peso y que protagonizó las portadas de la prensa de entonces. El que fuera candidato a la Alcaldía, que creció “con una ventana con vistas al barrio”, remarca que “siempre ha sido el tejido social y asociativo el que ha suplido el abandono institucional, y no solo queda camino por recorrer, sino que habrá que salvar nuevos obstáculos que salvar. Se refiere al cierre del CEIP Adolfo de Castro por falta de alumnado. “El centro educativo tiene un componente de integración social” con el que no contarán ahora sus habitantes, reprocha a la Junta de Andalucía.
La Administración autonómica justifica el cierre y considera que la integración con el CEIP Fermín Salvochea, que está en las inmediaciones, beneficiará tanto a los niños y niñas como a los docentes, que se incorporan a la plantilla. El alcalde, Bruno García, comparte argumentos y, sin esperar más de una semana desde que se conoció que Educación había autorizado la propuesta realizada por ambas comunidades eductivas, anunció el traslado de la Escuela Oficial de Idiomas. Además, informó de que la Junta de Gobierno Local de las bases del sistema de cooperación para el desarrollo de la unidad de ejecución UE EX 17 Cerro del Moro A y del proyecto de reparcelación de la misma, trámite previo al impulso definitivo a la construcción de las 67 viviendas de la séptima fase pendiente desde los noventa.
Esta obra es, sin lugar a dudas, la muestra más ostensible de que los gobiernos autonómicos y locales desde entonces han fallado al barrio. Los afectados mantienen la esperanza de que, efectivamente, Ayuntamiento y Junta de Andalucía ejecuten, esta vez sí, la construcción, pero les resulta imposible conservar la paciencia. “La iniciativa está enmarañada en la burocracia urbanística”, denuncia Enrique Estévez, portavoz de los vecinos que agitaron conciencias hace un par de años con la intervención en Pleno de Ana María Silva, apoyada por la concejala socialista Natalia Álvarez, en primera instancia, y por el Defensor del Pueblo Andaluz, posteriormente, hasta lograr que las instituciones se pusieran manos a la obra para cumplir el viejo compromiso. “Queremos un cronograma de la actuación por parte de AVRA; si no hay avances, volveremos a las movilizaciones”, advierte Estévez, quien lamenta “la regeneración fallida del barrio”.
Candelaria Grimaldi, presidenta de la AVV del Cerro del Moro, comparte sus reivindicaciones, pero discrepa en cuanto al progreso experimentado en los últimos años. “La zona ha mejorado en cuestiones como seguridad”, sostiene y, aunque admite que hace falta una mayor celeridad por parte de las administraciones, confía “en que la zona mejore más”. Cita el nuevo hospital, la Ciudad de la Justicia o el centro de dinamización social previsto en los Depósitos de Tabaco. “Si todo esto se hace realidad, el Cerro del Moro será otro barrio”, concluye.
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