A menudo se nos olvida que la tauromaquia es internacional y se vive con pasión al otro lado del Océano Atlántico. Existe una América taurina como tal, que se extiende a lo largo de la cordillera andina, se celebra a la usanza portuguesa en el sur de Estados Unidos y sorprendentemente en parte de Canadá -aunque esto parezca invisible- y tiene especialmente en México una fuerza arrolladora. Su plaza emblema, la Monumental, recuperó su libertad el pasado fin de semana tras el cierre impuesto por un juez. El lleno en los tendidos de la plaza más voluminosa del mundo, lo dice todo.
Una contundente muestra de la potencia de la tauromaquia que ha coincidido al mismo tiempo con otro éxito económico y social en otro país de la América taurina. En Venezuela, país arruinado y restringido en sus derechos y libertades, la plaza de toros de San Cristóbal ha logrado el milagro de llenar sus tendidos al reclamo de la tauromaquia. Y en ello mucho tiene que ver la labor de José Luis Quirós. Un jiennense de la capital que ha encontrado en el mundo del toro un camino profesional donde su trabajo y discreción está dando grandes resultados en la que es actualmente la ferias más importante de Venezuela, donde la compleja situación del país no favorece en absoluto.
Sin antecedentes taurinos previos, Quirós también pone a Jaén en el mapa taurino internacional.
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