Los principales sindicatos agrícolas franceses llamaron este jueves a levantar los bloqueos que mantenían desde hace dos semanas como medida de protesta por las condiciones del sector, pero advirtieron de que volverán a movilizarse si las promesas hechas hoy por el Ejecutivo no se cumplen rápido.
"El movimiento no se detiene, se transforma", afirmó en conferencia de prensa el presidente de la Federación Nacional de Sindicatos de Explotadores Agrícolas (FNSEA), Arnaud Rousseau, junto a su homólogo de la organización hermana Jóvenes Agricultores, Arnaud Gaillot.
Tras unas primeras horas de desconcierto entre los campesinos que bloqueaban decenas de rutas de la geografía del país, los agricultores comenzaron a levantar los campamentos y anunciaron que seguirán haciéndolo en las próximas horas.
Los convoyes que habían confluido en las inmediaciones de la capital desde diversos puntos del país, especialmente el que había salido de Agen, el más combativo, comenzaron el retorno a sus regiones.
La decisión sindical se produjo pocas horas después de que el primer ministro francés, Gabriel Attal, y los titulares de las carteras de Economía, Agricultura y Transición Ecológica detallasen una nueva batería de medidas que prometieron materializar de manera urgente en muchos casos.
Serán políticas destinadas a responder a los reclamos del sector, como el de competencia desleal, ya que los agricultores se quejan de que sus productos están sometidos a exigencias sanitarias y medioambientales más estrictas que los importados de otros países.
En ese apartado, Attal anunció que se impedirá la importación de alimentos procedentes del exterior de la Unión Europea y que hayan sido tratados con pesticidas u otros productos fitosanitarios que no se pueden utilizar en Europa, como el tiacloprid (prohibido desde 2020 por el daño que causa a las abejas).
El primer ministro también prometió nuevos paquetes de ayudas financieras (como 150 millones de euros para la ganadería), simplificación en profundidad de las normas, medidas para favorecer la renovación generacional y controles antifraude para los productos que se anuncian como de origen francés, pero en realidad tienen otra procedencia.
Sintonía en el 'no' al tratado con el Mercosur
Los sindicatos y el Gobierno galo se reafirmaron hoy en la postura compartida sobre el rechazo de Francia al tratado de libre comercio que la Unión Europea discute con Mercosur.
A la UE, el Gobierno francés le reclama el establecimiento de cláusulas de reciprocidad en los acuerdos con otros bloques económicos, para que no puedan entrar productos que estén sometidos a las mismas reglas que las de los agricultores europeos.
El propio presidente Emmanuel Macron, desde la cumbre extraordinaria de la UE que se celebraba en Bruselas, reforzó este mensaje y resaltó que las reglas deben ser "las mismas para todo el mundo".
Con ese objetivo, entre las propuestas hoy, el Ejecutivo galo va a proponer a la nueva Comisión Europea que salga de las elecciones a la Eurocámara de junio la puesta en marcha de "una fuerza europea de control" para que los agentes antifraude de cada país intercambien informaciones y lleven a cabo investigaciones comunes, según anunció el ministro de Economía, Bruno Le Maire.
Por su parte, Macron avanzó que su Gobierno llevará otras de las propuestas que hoy puso sobre la mesa a Bruselas, como la simplificación de las normas y reglas burocráticas.
Por su parte, los sindicatos agrícolas fueron muy críticos con la UE, una organización que consideran demasiado tecnocrática y cuya visión está muy alejada de la realidad de los agricultores.
El presidente de FNSEA, en concreto, denunció la "sordera" de Bruselas frente a las demandas de los agricultores, que no sólo se han dejado notar con protestas en Francia, sino también en otros miembros de la UE, como Alemania, Países Bajos, Bélgica o España.
De la UE, dijo Rousseau, esperan "decisiones fuertes para proteger el mercado" comunitario.
Los sindicatos franceses pusieron junio -mes de elecciones al Parlamento Europeo- como plazo límite para ver materializadas las mejoras prometidas hoy por su Gobierno, bajo la amenaza de volver a movilizarse a gran escala como en los últimos 15 días, con cortes y bloqueos en decenas de autopistas y carreteras.
"Que nadie dude que si los resultados no están a la altura la movilización puede tomar ese tipo de forma", aseveró Rousseau.
Escepticismo sobre el terreno
A pie de carretera, en los bloqueos organizados por los agricultores, las promesas del Gobierno francés fueron recibidas con esperanza, pero también con escepticismo.
"Hasta que no estén firmados los papeles no nos movemos de aquí, porque no lo tenemos claro", aseguró Damien Greffin, el vicepresidente de la FNSEA, micrófono en mano sobre un improvisado escenario en uno de los puntos de bloqueo de la capital, en la autopista A6 al sur de París.
Horas más tarde recibieron esas garantías y algunos agricultores pusieron rumbo a sus casas mientras que otros aseguraron que lo harían a la mañana siguiente.
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