En el marco del seminario sobre el planteamiento gibraltareño que Caruana ofreció en los Cursos de Otoño de la UCA, destacó que “para cooperar con España en los temas que implican a las aguas, no es necesario que España renuncie a su postura política histórica, que nosotros (Gibraltar y Reino Unido) conocemos y no compartimos, sino que simplemente vuelva al comportamiento sobre las aguas que había tenido antes de mayo de 2009”.
“La cooperación no puede servir para cambiar las reglas del juego una vez que nos hemos sentado en la mesa”, destacó el ministro principal, asegurando que el Foro “es un éxito, haya acuerdo sobre cooperación policial en las aguas o no, porque se harán acuerdos en lo que sea posible y no se harán en lo que no se puedan hacer; mejor que se hagan algunos a que estemos otros 300 años sin hacer ninguno”.
En su recorrido por la historia del Foro de Diálogo a tres bandas, Caruana subrayó ante un repleto auditorio, la importancia del diálogo y la cooperación sin abandonar cada parte sus respectivas posturas.
Con relación a la situación actual de las negociaciones, el ministro principal fue tajante al señalar que aunque todos pondrán de su parte para que la firma de acuerdos sea pronto una realidad, no habrá avance hasta que se vuelva al estatus quo anterior a mayo de 2009, cuando España no entorpecía el ejercicio de la jurisdicción en las aguas en litigio por parte de las autoridades del Peñón.
Incongruencia española
“En el siglo XXI España ha de modificar su postura sobre Gibraltar”, declaró Caruana, añadiendo que no es motivo de orgullo que España no haya cambiado su postura sobre el Peñón en 300 años en vista de los grandes avances que se han producido. El ministro principal aseguró que no es lógico querer aplicar en el siglo XXI una solución del siglo XVIII, añadiendo que la posición de España es incongruente ya que mantiene una postura sobre Gibraltar radicalmente opuesta a la que tiene sobre Ceuta y Melilla.
Concluyó afirmando que la mejor forma de conocer la realidad es llevar el contencioso a juicio internacional, una opción que, reiteró ante los estudiantes, “España no quiere asumir”.
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