Un equipo de altura dirigido por Juan Antonio Bayona convirtió las cumbres de Sierra Nevada en un trocito de los Andes para grabar 'La Sociedad de la Nieve', nominada a Mejor Película Extranjera en los Óscar, un rodaje que muestra otros rincones de Granada y que tiró de técnica para evitar el impacto ambiental.
Más de cien millones de personas han visto ya 'La Sociedad de la Nieve', un público que también se ha quedado helado con la tragedia del equipo de rugby de Montevideo Old Christians y con unos cuantos pedacitos de Granada convertidos en los Andes.
La preparación técnica, los efectos especiales, el trabajo de localización y la magia del cine convirtieron la mimada riqueza ambiental de Sierra Nevada en el Valle de las Lágrimas, el glaciar ubicado en la frontera entre Argentina y Uruguay en el que se estrelló el ya histórico vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya.
Cetursa, la empresa que gestiona la estación andaluza, ha tenido un papel protagonista en la trama narrada por Bayona y ha acercado aquella cima ubicada a 3.500 metros de altura para que el rodaje quedara en casa.
Tras descartar otras posibilidades, Granada se impuso en el guion de Bayona gracias al apoyo de Cetursa y del Parque Nacional de Sierra Nevada, dos actores secundarios pero imprescindibles para el acento andaluz de esta historia nominada a Mejor Película Extranjera en los Óscar.
El rodaje, que arrancó en enero de 2022 con la estación abierta al público, movilizó a 300 profesionales, un centenar con idas y venidas diarias a la cima granadina.
Según han detallado a EFE fuentes de Cetursa, el rodaje se hizo siempre con la premisa de no interferir con el esquí turístico ni generar impacto medioambiental en la zona, dos ingredientes más en la pócima de Bayona para materializar el mayor rodaje realizado hasta el momento en Granada.
Las réplicas del avión
El equipo de rodaje, el Parque y Cetursa apostaron por establecer una de las réplicas del avión accidentado, el Farichild FH-227FD, en un tramo llano de la pista Cartujo, un espacio de la Laguna de las Yeguas que supuso un reto.
Con la decisión tomada, tocó trasladar el fuselaje, una maqueta de 14 metros y 7.000 kilos, desde la Hoya de la Mora a la Laguna de las Yeguas, todo sin obviar las limitaciones de un espacio protegido y nevado.
La experiencia del personal de Cetursa y la pericia de dos máquinas pisapistas, una tirando y otra empujando, resolvieron una trama que también tuvo como actor aunque en la sombra al telecabina Al Ándalus, ahora ya jubilado, y que usó el personal del rodaje con un horario modificado para no alterar su funcionamiento habitual.
La Laguna se ve ahora en el cine y a través de Netflix en las escenas de exterior del avión, porque la mayoría de las tomas filmadas en el interior se grabaron en otra réplica ubicada en el aparcamiento Los Peñones, reconvertido en un hangar gigante.
El confort de casa
"Casa rural en el corazón de Sierra Nevada. A 5 kilómetros de Güéjar Sierra y a 20 minutos de Granada, el sitio es ideal para pasar unos días en plena naturaleza. Magníficas vistas". Así se anuncia en diferentes portales el cortijo La Argumosa, un espacio de cine para este rodaje.
Las hectáreas de terreno y la alta capacidad del alojamiento, con dos casas con 60 habitaciones, lo convirtieron en el espacio elegido para burlar las temperaturas bajo cero de Pradollano y rodar algunas de las tramas de la película.
Antes, la zona pasó por 'maquillaje' para convertir un escenario plagado de olivos en un catastrófico desierto de hielo con la tercera réplica del avión estrellado.
Y así, Granada se convirtió en protagonista de un rodaje que inmortaliza una vez más unas localizaciones de cine.
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