Según Micaela Navarro, de las catorce víctimas mortales del pasado año, sólo una había denunciado a su agresor, por lo que consideró que no se puede hacer una lectura positiva del descenso de denuncias. Sin embargo, apuntó que lo que se ha producido es un incremento de los asesinatos y de las víctimas que no han denunciado, por lo que insistió en la importancia de la denuncia para poner en marcha todas las medidas de la Ley Integral de Violencia de Género.
Señaló que hay que “la puesta en cuestión permanente de la veracidad de las denuncias”, de las que no culpó ni a la justicia ni a los profesionales que atienden a las mujeres, “hacen un flaco favor” a la mujer que se decide a denunciar después de años de maltrato físico y, sobre todo, psicológico.
También estimó que “son pocas” las pulseras que se le imponen a los maltratadores, un “buen instrumento” frente al teléfono móvil que se le da a la víctima, aunque aclaró que es el juez el que estima las medidas oportunas a adoptar y que son ellos los que se enfrentan a delitos “muy complejos” en el que confluye las relaciones afectivas y los hijos.
En cuanto a los datos, en Andalucía se registraron durante el pasado año 26.838 denuncias por violencia de género, lo que supone una media de 73 diarias y una disminución del 7,8% respecto a 2008, similar a la del resto de España.
El 33,7% de los denunciados eran cónyuges de la víctima, el 30,3% mantenían algún tipo de relación afectiva y el 20,6% eran ex cónyuges, mientras que los juzgados acordaron 5.287 órdenes de protección.
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