La localidad de Villa del Río ha vuelto a mostrar esta mañana estar en contra de cualquier acto de violencia en general y contra cualquier acto homófobo en particulas.
Cientos de villarrenses se han desplazado hasta la Plaza de la Constitución para participar en la concentración en contra de la LGBTIfobia que ha organizado la Asociación de Mujeres Feministas Interseccionales (AMFI) y que ha estado apoyada desde el área de Igualdad del Ayuntamiento del municipio, después de que la Guardia Civil abriese una investigación para esclarecer las circunstancias en las que se cometió una agresión a dos hombres, la madrugada del 31 de diciembre, por la que tuvieron que ser trasladados al centro de salud de Montoro y de allí. en ambulancia, al Hospital Universitario Reina Sofía de la capital para ser atendidos con policontusiones y una herida en la cabeza.
La concentración, a la que han acudido vecinos de todas las edades ataviados con banderas y pancartas con mensajes de apoyo, se ha desarollado sin ningún incidente y ha terminado con la lectura con un manifiesto por parte de las dos personas que fueron agredidas.
MANIFIESTO COMPLETO:
"Queridos villarrenses,
Hoy nos encontramos aquí, para alzar nuestras voces contra la LGBTIfobia. Nos dirigimos a vosotros en esta concentración con el único objetivo de promover la inclusión, el respeto y la igualdad para todas las personas, independientemente de su orientación sexual, identidad de género o expresión de género y con un rechazo rotundo a la LGBTIfobia
En un principio, nos resistíamos a estar en el centro de esta situación, con todas las miradas puestas en nosotros, pero después comprendimos que esto no es por nosotros, sino por los que vienen detrás. Consideramos que esta podría ser una oportunidad para el cambio.
A veces es fácil sentirnos desconectados de los problemas que afectan a comunidades más grandes; situaciones que pensamos que pasan lejos, en ciudades y lugares más grandes o urbanos.
Este sentimiento de desconexión puede deberse a la percepción de que en comunidades pequeñas, como Villa del Río, todos se conocen y hay una mayor cercanía entre sus ciudadanos, lo cual puede generar la impresión de que ciertos problemas no impactan directamente en ese entorno. Y es verdad que en Villa del Río la mayoría de los ciudadanos se conocen, haciendo un pueblo con una comunidad muy abierta y rica.
Pero, desgraciadamente, la LGBTIfobia no es un fenómeno que esté limitado a las grandes ciudades. Este tipo de discriminaciones pueden estar presentes en cualquier lugar, independientemente de su tamaño. Incluso en comunidades pequeñas, donde la familiaridad entre los residentes es mayor, aún puede existir falta de comprensión, prejuicios y discriminación hacia las personas LGBTI.
También debemos recordar que una agresión no sólo tiene por qué ser física, sino que también son aquellas actitudes hostiles que se traducen en agresiones verbales o psicológicas cuando incluyen insultos, vejaciones y desvalorizaciones.
Hay una amplia gama de manifestaciones LGTBIfóbicas que pueden ser tanto internas como exteriorizadas. Así, chistes, risas, burlas, agresiones o sentimientos de odio son conductas LGTBIfóbicas. También lo son la invisibilización o negación de nuestras realidades, el silencio cómplice ante las actitudes antes mencionadas, la dejación o inacción de las administraciones o instituciones.
Lo que quiero decir con todo esto es que, aunque no veamos agresiones físicas frecuentemente en nuestras calles, no significa que no existan otras que pasen desapercibidas. No habría más que entrar en una clase de la ESO o bachillerato o entrar en las redes sociales de nuestros adolescentes para entender qué necesaria es la educación en igualdad y diversidad.
Recordemos también que la culpa de la agresión es siempre del agresor. Esto no es ni mucho menos una crítica, es una reflexión. A veces nuestras palabras dicen más de lo que pensamos.
Cambiemos comentarios como “¿y no te defendiste?”, “¿por qué te fuiste por esa calle?” o “¿qué hacías en la calle a esas horas?” por “¿cómo estás?”, “¿cómo te sientes?”, “¿cómo te puedo ayudar?”, “¿quieres que te acompañe a algún sitio?”
Lo que nos convoca hoy no es un asunto de partidos políticos, sino un llamado a la humanidad y a la comprensión mutua. La lucha contra la LGBTIfobia es, ante todo, un compromiso con los derechos humanos, la igualdad y la inclusión. Es un llamado a reconocer la diversidad como un valor que enriquece nuestra comunidad, sin importar nuestras diferencias políticas.
Debemos construir un pueblo donde cada individuo, sea quien sea, pueda vivir sin miedo a la discriminación, donde cada voz sea escuchada y respetada. Pero para lograrlo, es esencial destacar que esta causa va más allá de los partidos políticos. No debemos politizar la lucha contra la LGBTIfobia, sino humanizarla y tomar acciones en conjunto para que que no haya cabida a ningún tipo de discriminación.
A los partidos políticos, les pedimos dejar de lado las diferencias y los reproches, y a enfocarse en la búsqueda de soluciones. En lugar de señalarnos unos a otros, proponemos cambiar la perspectiva a preguntas como "¿cómo podemos evitar que esto vuelva a suceder?", "¿qué medidas se pueden tomar para reducir el tiempo de respuesta de las autoridades?", "¿cómo podemos garantizar la asistencia médica nocturna?", "¿qué apoyo legal y psicológico se puede brindar a los afectados?", o "¿de qué manera se puede mejorar la seguridad del pueblo?".
Ya conocemos los errores pasados; ahora, lo que buscamos son propuestas constructivas en lugar de críticas. No estamos aquí para dividirnos, sino para unirnos en torno a valores universales de igualdad y respeto. La diversidad sexual y de género no debería ser un tema partidista, sino un recordatorio de nuestra responsabilidad colectiva de construir una sociedad más justa e inclusiva.
Es nuestro deber como comunidad unirnos para combatir cualquier forma de discriminación y asegurarnos de que cada persona pueda vivir libremente, sin miedo a ser juzgada por quien es, promoviendo el libre desarrollo de la personalidad de cada uno, fomentando en los centros educativos el respeto a la diversidad sexual, familiar y de identidad de género, al mismo tiempo que se trabajan y celebran todas las diversidades.
Debemos luchar para que ninguna persona se sienta excluida, invisibilizada, acosada o violentada por motivos de orientación sexual, expresión e identidad de género, o por no seguir los patrones, estereotipos y roles asignados al género socialmente.
Por último, también queremos dar las gracias.
Personalmente, quiero expresar mi más profundo agradecimiento al pueblo de Villa del Río. Desde el momento en que llegué a Villa del Río, pude sentir su calidez y su hospitalidad. Un pueblo que me ha acogido con los brazos abiertos desde el primer momento como a uno más de sus propios miembros.
Gracias a las autoridades locales, a los vecinos, y a cada persona que ha compartido su tiempo, amabilidad y apoyo con y hacia nosotros. Gracias por tu mensaje, por tus palabras de aliento en la calle, por tu llamada, por tus ofrecimientos… Y perdón si no te contestamos, las energías física y mental tienen un límite y a veces se agotaron. Un “mucho ánimo”, un “estoy para los que necesites” o un “nos acordamos mucho de ti” siempre fueron bienvenidos.
Gracias a nuestras familias, tanto la cántabra como la cordobesa por el amor y el apoyo incondicional. Y por último, gracias a esos amigos y amigas que han estado cerca. Por llevarnos y traernos, por sus tuppers con comida, por los paseos… en definitiva, por esos cuidados, esa generosidad, apoyo y amor.
Gracias por ser la red de apoyo que toda persona querría tener en su vida. Estamos eternamente agradecidos por sus cuidados y por ser unos amigos excepcionales".
A. y R.
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