La tensión en la relación entre el Ayuntamiento de Chipiona y la Policía Local ha crecido en los últimos meses hasta alcanzar un punto que, a estas alturas, parece insostenible. La falta de entendimiento entre los dos originada por unos impagos por horas extras que se remontan a enero de 2023, ha llevado a que el número de efectivos policiales se haya reducido considerablemente. Para asegurar un funcionamiento correcto de su actividad, el cuerpo policial debe estar integrado por 61 miembros, aunque la realidad es que esta cifra se sitúa actualmente en poco más de la mitad, 34, a causa de la continua marcha de agentes hacia otros lugares en busca de condiciones económicas más deseadas.“Cuando entré, un Policía Local cobraba 27.000 euros. Ahora 34.000 es insuficiente”, asevera Luis Mario Aparcero, alcalde de Chipiona. “Hay que buscar incrementos salariales. Es una de las demandas que tenemos en los sindicatos”, añade. La última reunión entre el equipo de gobierno y los sindicatos se celebró a principios del pasado mes de diciembre de 2023. Desde entonces, no se han producido más contactos y, envuelta en un ambiente de profunda incertidumbre, la Policía Local ya comienza a hablar de “promesas incumplidas” pese a que sigue avanzando la búsqueda de una solución favorable, convirtiendo esta situación en un constante tira y afloja entre ambas partes.
Ahora, en medio de este revuelo, aparece la celebración de un evento de gran magnitud donde se requiere un sistema eficiente de seguridad como es la cabalgata de Reyes, lo que ha destapado una de las primeras consecuencias a las que se enfrenta el pueblo de Chipiona: la posible falta de seguridad o, al menos, de eso se alerta desde la Policía Local que, en esta ocasión, solo pondrá a disposición cuatro agentes, a diferencia del año pasado cuando fueron once. Estará presente su patrulla, tanto encabezando la cabalgata como también estará cerrándola “para que todo el itinerario forme un bloque” explican fuentes policiales, pero avisan que, ante la falta de efectivos, no se podrá generar una cápsula de seguridad para ir cortando todos los cruces a medida que avance la cabalgata en su recorrido. “Van a completar el personal de seguridad con Protección Civil, pero ellos no lo pueden hacer porque no es personal cualificado. No son los especialistas en esa función, ni están asegurados para ello”, lamentan.
Como alternativa a la falta de efectivos policiales para construir la necesaria cápsula de seguridad, desde el Ayuntamiento se pretenden colocar vallas de seguridad, tanto en un punto de inicio como en otro de escoba. Hasta 140 en total para rodear el recorrido del cortejo. Además, el dispositivo de seguridad lo completarán la Guardia Civil, Protección Civil- especialmente en las zonas con más afluencia de público, así como la Asociación de Belenistas, distintos grupos de voluntarios y la citada patrulla de la Policía Local. Los distintos carruajes que forman parte de la cabalgata, por otro lado, también aparecen avalados por un informe técnico de la DGT que certifica que están preparadas para la actividad. No cambiará nada respecto a años anteriores, excepto por la disminución considerable en el número de policías. “No es lo mismo una cabalgata con doce que con cuatro”, reconoce Aparcero, aunque asegura que en la última reunión mantenida entre los distintos miembros de la Junta Local- conformada por la Policía Local, la Guardia Civil, los Bomberos, además de los técnicos pertenecientes a las distintas áreas- el pasado 2 de diciembre, se confirmó su viabilidad. La postura de la Policía Local, por el contrario, no va en consonancia con ese mismo sentido. “Lo que recomendamos es que, si la seguridad no está garantizada, no se debe celebrar”.
La cancelación de la cabalgata, sin embargo, nunca ha sido una opción que se ha contemplado desde el Ayuntamiento de Chipiona. Uno de los principales escollos a superar para continuar adelante con la idea de celebrarla ha sido el itinerario pues, ante la ya conocida indisponibilidad de un servicio de grúa en la localidad, se ha visto obligado a buscar un camino en el que no se viera obstaculizado por la presencia de vehículos. Ha sufrido numerosos cambios, aunque tras múltiples revisiones, se ha apostado finalmente por un itinerario que ha conseguido cumplir con las condiciones mínimas de seguridad y que, además, recupera zonas por las que hacía varios años que no desfilaba, lo que partía como una de las prioridades principales de la delegación de Fiestas representada por Francisco Javier Query. “Hemos intentando que recorra la calle Isaac Peral hasta la Peña Bética” explica Aparcero, recordando una de las primeras propuestas, “pero el giro en la farmacia se encontró con un informe negativo”. El resultado final es un itinerario que arranca desde los almacenes municipales, en el polígono de la Lagunilla, para después pasar por las avenidas de Granada, Diputación, Rota y Madrid, continuando por las calles Miguel de Cervantes, Víctor Pradera, y Padre Lerchundi hasta finalizar en el residencial Araucaria, como parte de un recorrido en el que aparecen distribuidas distintas señalizaciones destinadas a prohibir el estacionamiento, colocadas con más de 48 horas de antelación. “Espero que los ciudadanos también colaboren”, comenta Luis Mario Aparcero.
No parece que vaya a peligrar, aunque para la Policía Local la cabalgata no es su mayor preocupación. Prefieren mirar hacia el día a día, donde la falta de efectivos ya ha comenzado a acarrear las primeras consecuencias. “Hace una semana, por ejemplo, en un turno de noche hubo un caso de violencia de género”, lamentan desde la Policía Local. “Le estaban pegando a una mujer y no pudimos ir, porque no había personal suficiente”. Otra situación acaecida recientemente en la que no pudieron actuar por falta de policías, afectó a un señor mayor que avisó porque se había caído al suelo y necesitaba ayuda para volver a ponerse en pie. “La Policía no podía y la Guardia Civil tardó una hora larga en llegar. Un coche en un vado, bueno, pero estos son servicios esenciales y se están viendo afectados desde hace un mes y medio”, asegura. Los servicios mínimos que se deben prestar a los ciudadanos no están siendo cubiertos. Luis Mario Aparcero afirma que ha “solicitado al Jefe de la Policía que se pongan los cuadrantes” pero, hasta el momento, no ha habido un acercamiento claro entre las dos posturas, distanciadas por una gran barrera: el pago de las horas extra. “No vamos a hacer los servicios extraordinarios porque no se nos paga”, se reafirman desde la Policía Local.
Aparcero asevera que los pagos por horas extras se han cumplido durante los años 2019, 2020, 2021 y 2022. “Incluso les he pagado deudas de años anteriores, de 2014. Les he dado todo lo que han solicitado. Los he defendido a capa y espada para que puedan cobrar horas extras. Me siento traicionado”, lamenta. Mientras continúa la búsqueda de una solución, que desde el Ayuntamiento aseguran que sigue en marcha, ha surgido un obstáculo inesperado que ralentiza todo el proceso: un informe desfavorable por parte del Tribunal de Cuentas, que se contrapone con otro informe que sí avala el pago de las horas extras a la Policía Local neutralizando su efecto. La Policía Local vislumbra una solución sencilla o, en este caso, varias. “Buscar un mediador, hacer una consulta… Esto se soluciona haciendo una comparativa con otras localidades, preguntándole al técnico de personal ¿cómo lo estáis haciendo? ¿es todo legal? Es ver donde se están haciendo las cosas bien. Simplemente copiar y pegar”. El Ayuntamiento, sin embargo, ha optado por esperar hasta contar con el beneplácito de todos los informes. “Yo no me puedo sustraer a los informes técnicos”, refuerza Aparcero. “Todos los informes deben ser favorables. No me los voy a soltar a la torera”. El toma y daca continúa y, en medio, el pueblo de Chipiona sigue sin policía sin saber hasta cuándo.
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