Zapatero lanzó este mensaje a los soldados que trabajan en la base de Qala i Naw, situada en el oeste del país y a la que viajó por sorpresa acompañado de las ministras de Exteriores, Trinidad Jiménez, y Defensa, Carme Chacón.
Tras pasar revista a las tropas, reconoció el trabajo que realizan en un escenario "duro, difícil y muy arriesgado" y elogió su dedicación a una tarea "ardua, que va a exigir tiempo".
El presidente del Ejecutivo permaneció alrededor de dos horas en el acuartelamiento antes de regresar a Kabul para entrevistarse con el presidente afgano, Hamid Karzai, y con el comandante de las tropas de la OTAN en Afganistán, el general David H. Petraeus.
Ante los soldados españoles, recordó que éste es el momento de mayor compromiso de España con Afganistán, con más de 1.500 efectivos en un país que se ha convertido en el escenario más arriesgado en que han participado las Fuerzas Armadas en 22 años de misiones en el exterior.
"Conocéis mejor que nadie estos riesgos y sabéis mejor que nadie por qué es necesario asumirlos", añadió antes de subrayar el objetivos principal de la misión de la OTAN: Garantizar que Afganistán no vuelva a ser un santuario para los terroristas.
Zapatero, que rememoró cómo ese terror azotó también a España, con los atentados del 11-M, apostó por hacer "todo lo posible" para evitar el regreso al pasado talibán y lograr que los afganos recuperen su país.
"El pueblo afgano y la seguridad colectiva merecen vuestro empeño", dijo antes de ofrecer una corona en honor a los caídos y rendir homenaje al sacrificio de quienes han dado su vida en defensa de la paz.
Permanecer en Afganistán, país por el que han pasado 18.000 soldados españoles desde 2002, permitirá a los afganos ganar un futuro mejor, y añadió: "Todos habremos ganado un mundo más seguro".
Convencido de que no habrá seguridad sin reconstrucción, enumeró varios de los proyectos puestos en marcha por los militares y la cooperación española en Badghis, la tercera provincia más pobre de las 34 que suma Afganistán.
Han instalado o reconstruido escuelas para 14.000 alumnos, trabajan en tres institutos para 2.000 estudiantes, han llevado el agua corriente a numerosos hogares y han construido un aeropuerto junto a 150 kilómetros de carreteras.
Ahora el reto es la formación de los militares y policías afganos para que puedan asumir la responsabilidad de la seguridad del país y las tropas extranjeras puedan abandonar Afganistán, un proyecto en el que España se ha comprometido a formar este año a 2.250 efectivos locales.
El gobernador de Badghis, Delbar Jan Arman, con quien se reunió Zapatero en la base, agradeció la ayuda española, que, dijo, "se escribirá en las hojas doradas" de la historia de esta provincia.
El jefe del Ejecutivo le garantizó que el compromiso de España con el país asiático es "muy firme" y le aseguró que las tropas permanecerán "el tiempo que sea necesario", según apuntaron fuentes de la delegación española.
Ambos analizaron también el último atentado con víctimas mortales, registrado en la misma base el 25 de agosto, en el que perdieron la vida dos guardias civiles y su intérprete.
El gobernador mostró su vergüenza por lo sucedido y se comprometió a seguir la investigación para que ese atentado no quede en el olvido.
Antes de abandonar el acuartelamiento, Zapatero brindó con los soldados y les transmitió el orgullo del Rey por la misión que realizan.
Por retraso en la agenda, suspendió su visita al hospital de Qala i Naw y embarcó en un Hércules rumbo a Kabul para entrevistarse con Karzai y Petraeus.
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