Teniendo en cuenta lo mucho que ha cambiado la vida y lo rematadamente tontos que nos hemos vuelto para según qué cosas, ser Rey Mago ha mutado de mágico a casi trágico por cuanto debéis, orondas majestades, sortear cuestiones tan delicadas como laborar siendo inmigrantes sin papeles, saltándoos a la torera la cuota de género, llevando a un negro en la cola del séquito en clara alusión a que es el Rey de menor rango, arrojando caramelos cargados de azúcar contraviniendo una docena de normativas europeas de prevención a la alimentación infantil y, sobre todo, acertando con los regalos ante otra docena de normativas sobre juguetes sexistas. Vaya lio. Hasta vuestra carta, cual esta, es una antigualla, en el mundo de los mail o wathapps; Papa Noel os coge delantera con su séquito de hermosos renos y viniendo de donde los americanos rubios y altos, en cambio vosotros a lomos de camellos, y un camello es sinónimo de trapicheo, y de origen Oriente, donde no hay día que no arda un fuego. O sea. El mundo, estimados, es ya otro y hasta las muñecas de Famosa se niegan a ir andando hasta el portal, se dice, a 5.500 kilómetros, más si al llegar tras semejante pechá de andar hayan, advierten, que en el mismo no hay animales para evitar maltrato según piden asociaciones animalistas, no está María a petición de colectivos LGTBI exigiendo participación en la imagen de la maternidad, a José le pilla haciendo horas extras en la carpintería porque, siendo hombre y heterosexual, ni su sindicato le defiende, al niño hay que protegerle restándole exposición pública, ni ángeles para no ofender a ateos o musulmanes; tampoco hay agua por restricción horaria y/o bajo caudal ni paja para evitar incendios.
Pero como uno, amados y nunca bien ponderados, es más tradicional que una cuchara de habichuelas, harto, además, de ser invadido, conducido cual ganado y obligado a adaptarse a lo último o a decir spoiler en vez de ¿te cuento el final?, me abrazo a lo viejo y os elevaría una rogatoria sobre vuestras distinguidas coronas a fin de concederme estos detallitos para quienes comparten, a veces, este jardín durante el año para que flores azules, rojas, moradas o verdes luzcan y entretengan vista y, también, sentidos.
Para Pedro Sánchez os pido un teatrillo de títeres completo, cuerdas y muñequitos, para que maneje, y llantén para que venido de hacer gárgaras, con la voz bien aclarada, cambie tonos adecuándolos a cada personaje. Gran regalo. A Feijóo, un retiro en la isla de Toralla, Vigo, en la planta 21 de su único rascacielos para una mejor visión de futuro, allende los mares. A Abascal una cita en First Dates, Sobera de por medio, con Yolanda Díaz: ¿De dónde eres? ¿Qué te gusta? ¿Tendrías una segunda cita con…? A Díaz Ayuso, como amante de la fruta, un canasto exótico tropical a base de carambola, guayaba, mangos y sólidos plátanos, y para nuestro Moreno Bonilla una bonita cartera piel de cocodrilo, natural y sedosa –con un grabado JM-, para este 2024 donde le quepan nuevas tarjetas de crédito ahora con su disimulada subida de sueldo, mientras que para Juan Espadas los seis volúmenes de las aventuras de Cienfuegos de Vázquez Figueroa ahora que tanto rato pasa en el AVE y, con ellas, entrenar cómo sortear emboscadas en la selva. Al consejero de presidencia, Antonio Sanz, un helicóptero miniatura de radiocontrol de la Cruz Roja con walkies para que en sus ratos libres simule un paso por el Estrecho volándolo en su despacho de San Telmo. Va a flipar Antonio. A Bendodo, una brújula como la de Harry Potter que le ayude a encontrar, de nuevo, el camino correcto dentro del laberinto.
Vamos con Cádiz, tierra infinita, donde tantas realezas conviven en la diatriba de hacerse la vida cada día menos llevadera, reinos de taifas en ciudades que compiten cual aquellas banderías tras la desaparición de Al-andalus en la búsqueda de poder y prestigio, oh esa provincia que unida sería el País Vasco y, separada, es Cádiz. Queridos Reyes Mayos, para Bruno García un bono de diez clases para un personal training y, así, que coja músculo y trabaje cintura, más un iPad como el que uno de antes –ejem- le llevó roto para que se lo cambiara, y a Ruiz Boix, nuestro siempre querido JC, un tutorial sobre diplomacia internacional exprés ahora que como Presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores deberá negociar la paz mundial y dada su mesura, templanza y capacidad disuasoria, el conflicto bélico parece un hecho. A Landaluce, una corbata de esas que le gustan moteadas de colores que se compra en NY, a Chefy, unos botines de Valverde y un pañuelo de lunares para completar tipo, a Cavada el Anna Karenina de Tolstoi clásicos ilustrados con aquel soberbio inicio: “Las familias felices son todas iguales; las infelices lo son cada una a su manera”. Una chulada. A Juan Franco una semana en Barcelona en un retiro espiritual con los de Junts para avanzar en lo suyo de ser el Puigdemont de la Bahía, mientras que para Beardo, germancito, una versión comic de Gladiator donde él, en la plaza de El Puerto y acorazado, rete a todos a contienda armada, acompañado de Caraballo sobre potro pinto y Bello con tridente y malla al objeto de derrocar al emperador y ser él, el del Roma. Gran comic. Para Saldaña, el guerrero en la sombra, la nueva capa de invisibilidad inventada por los chinos, así se podrá mover más suelto sin que se le vea… -la carta, majestades, está quedando guay-. A Nando, no te olvido, la Delegación del Gobierno de la nación cuando Pedro Fernández, en un año, cese y vaya de secretario general de Granada y a Fran, sencillamente, cuatro años más por la zona, esa Zona que tanto le pone y desde donde, sutilmente, toca el clarinete. A Mamen y al Díaz, unas Wayfarer con cámara wifi ahora que lo graban todo, muy cómodas para el trabajo de espías callejeros.
A Javi Arana un catalejo monocular pirata para que desde la azotea del Castillo de Luna otee el horizonte gaditano tras el puente donde se cuece el poder venidero, mientras que para Carmen Álvarez un cuenco bien grande de palomitas y un clásico animado de su estilo para ver bajo manta en estas tardes frías sanluqueñas e, igual, invita a Mora, Víctor, su socio, que igual declina la oferta, es más del Ala oeste de la casa Blanca que de cuentos de Disney. Para Pelayo, está claro, un escaño como Eurodiputada, pedazo de regalo, aún tiene libres los lunes y los viernes ya que Senado y FEMP le ocupan solo de martes a jueves y Cañete ya lo fue, así que Bruselas cabe. Y Jerez para Muñoz, Espinar y resto de familia.
Para mis amigos todos a los que no cito, libros al azar, cualquiera, y ganas de leerlos, no hay nada mejor para derribar fronteras, viajar sin salir de casa, vivir aventuras, ser felices entre párrafos; para mi google personal humildad tras las porfías que pierde, já, y que la risa sonora y sus grillos aíslen ahora y siempre el ruido mediocre. Para mis compañeros de contienda, ellos saben, los del día a día, perseverancia en la resistencia y que nadie pierda de vista la verdad única sobre que el tesoro real está en la gente, solo hay que tener paciencia para saber hallarlo. ¿Para mí? Que el atlético y fibroso cuerpo que en mi interior habita siga protegido, mimado, caldeado por esa capa corpórea nutrida a base de buenos caldos de Cádiz y, cómo no, de mesa y compañía. Ahí es nada.
Queridos Reyes Magos, aquí y de esta guisa rubrico mi carta, animado, confiado y siempre dispuesto a creer en la magia, vuestra y la que de todos emana. Y salud siempre. Para todos.
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