Si 2023 ha sido un año frenético y polarizado, con dos citas electorales, una revolución del mapa territorial, un cambio de inquilino en Moncloa que muchos daban por hecho pero que no cuajó y unos acuerdos de investidura que han roto muchos tabús y alguna promesa, 2024 no se va a quedar corto.
El año que ahora empieza tendrá otra vez elecciones a la vista, europeas, gallegas y vascas con efectos garantizados en la política nacional, la aprobación definitiva de la amnistía y la posible vuelta a España de Carles Puigdemont con un referéndum de independencia bajo el brazo, todo ello con una inestabilidad parlamentaria de consecuencias imprevisibles.
La amnistía, más cerca
Pasado el primer trago del debate de la amnistía en la opinión pública, el PSOE parece tener prisa por pasar página cuanto antes y pretende acelerar todo lo posible su tramitación parlamentaria.
De momento, el Congreso ha habilitado el mes de enero para empezar a estudiar las enmiendas de los grupos antes de remitir la ley al Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta.
En la Cámara Alta, el PP tiene dos opciones. O vetar rápidamente la ley y devolverla inmediatamente al Congreso o marear la perdiz y agotar hasta el límite el plazo de dos meses para tramitarla e introducir enmiendas.
En cualquiera de los dos casos, el Congreso tiene la última palabra y ahí el PSOE y sus socios tienen mayoría. Lo previsible es que la amnistía pueda estar en el BOE en primavera, antes de las elecciones europeas de junio.
Puigdemont, el regreso
Una vez aprobada la amnistía, la ley fija un plazo de dos meses para que los tribunales cancelen las causas que tienen contra los líderes independentistas cualquiera que sea el momento procesal en el que se encuentren.
Los esperados recursos o las dudas de inconstitucionalidad que puedan plantearse tampoco deberían paralizar su aplicación.
El principal beneficiado sería el expresident Carles Puigdemont, huido en Bélgica desde octubre de 2017.
Pedro Sánchez ya se ha mostrado dispuesto a reunirse con él y también con el líder de ERC, Oriol Junqueras, para "normalizar" la situación. Un encuentro que podría celebrarse una vez aprobada la amnistía e incluso antes de que Puigdemont regresara a España.
Más allá de la foto, la clave estará en el papel que pueda jugar Puigdemont en su regreso a Cataluña, con todos sus derechos políticos recuperados, además de sueldo, despacho y coche oficial como expresidente de la Generalitat.
Otro tabú que se cae y el enésimo trago amargo que deberá pasar el Gobierno en aras de ese axioma acuñado por Sánchez de "hacer de la necesidad virtud".
Elecciones: examen a Sánchez, reválida de Feijóo
El ciclo electoral continúa implacable y salvo sorpresa antes del verano se habrán celebrado tres comicios. Primero las gallegas, el 18 de febrero; las elecciones al Parlamento Europeo el 9 de junio, y por último las vascas, para las que todavía no hay fecha, pero que podrían coincidir con las europeas en un 'superdomingo'.
Todas estas citas con las urnas se leerán -como siempre- con visión nacional, aunque tengan sus propias claves.
Las elecciones gallegas serán las primeras sin Alberto Núñez Feijóo como cabeza de cartel y también serán las primeras desde la investidura de Pedro Sánchez, con el desgaste en imagen que le acarrearon algunos de sus acuerdos.
La izquierda acude dividida a la convocatoria, lo que podría apalancar a Alfonso Rueda en la Xunta y, a su vez, reforzar el liderazgo de Feijóo.
Del mismo modo, unos malos resultados del PSOE serían interpretados de forma automática como una censura a Pedro Sánchez.
Un planteamiento que se repetiría en las elecciones europeas, comicios en los que el voto de castigo al gobierno de turno tiene el terreno abonado.
Por el contrario, si el PP obtiene unos malos números en esos comicios, las especulaciones sobre la continuidad de Feijóo como líder de la oposición no tardarán en aparecer, siempre con la sombra de Ayuso.
¿Un lehendakari de la izquierda abertzale?
Las elecciones vascas serán fundamentalmente una pugna entre el PNV y EH Bildu. Muchos se preguntan si el próximo lehendakari será de la izquierda abertzale.
Los socialistas vascos han garantizado que no firmarán ningún pacto para dar el Gobierno de Vitoria a EH Bildu. Una promesa que se ha puesto en tela de juicio después de la moción de censura en Pamplona.
El PSOE necesita a EH Bildu en el Congreso pero también al PNV. Simultanear el entendimiento con esos dos socios será otro quebradero de cabeza para Sánchez.
Inestabilidad parlamentaria asegurada
Si la investidura llegó sin demasiados sobresaltos gracias a los pactos a varias bandas con todos los partidos nacionalistas e independentistas, incluido EH Bildu, la gestión diaria de la legislatura se presenta bastante más complicada.
La marcha al Grupo Mixto de los cinco diputados de Podemos por el "ninguneo" al que les sometía Sumar no ha hecho más que enfangar la situación.
Esos cinco votos de Podemos siguen siendo imprescindibles para que el Ejecutivo de coalición saque adelante sus iniciativas y si ya es extenuante poner de acuerdo al PSOE y a Sumar, y estos a su vez con el resto de socios, la ecuación con Podemos se presenta diabólica.
La principal ley de cada año, los presupuestos, que deberían tramitarse en el primer trimestre del año, será la piedra de toque de esa estabilidad parlamentaria.
Nadie espera que este nuevo mandato sea de una gran producción legislativa, pero el día a día se vislumbra como una carrera de obstáculos.
Podemos y Sumar en la encrucijada, Cs en el fin del fin
Las elecciones europeas de 2014 fueron el debut electoral de Podemos, cuando Pablo Iglesias fue elegido europarlamentario, y podrían terminar siendo también el principio del fin.
La pelea con Sumar no presagia nada bueno para el espacio de la izquierda y los morados han apostado todo a la carta de Irene Montero, apartada del Gobierno de coalición y de las listas del partido de Yolanda Díaz. La circunscripción única favorece que Podemos pueda conseguir escaño, pero todo está en el aire. La división del voto también tendrá consecuencias en Sumar.
Del mismo modo, Ciudadanos, fuera ya del Congreso y de la mayoría de comunidades y ayuntamientos, intentará mantener su representación en el Parlamento Europeo, los últimos mohicanos de un proyecto político que aspiraba a gobernar España hace apenas unos años.
Vox también anda intentando rearmar su proyecto tras unas generales en las que perdió casi veinte diputados y no pudo sumar una mayoría con el PP. Si se confirma su declive electoral, el liderazgo de Santiago Abascal podría cuestionarse internamente.
El melón de la financiación autonómica
Junts y ERC han reclamado que durante 2024 se acuerde una financiación "singular" para Cataluña o, lo que es lo mismo, una especie de concierto vasco, en el que la Generalitat recaude los tributos y ceda una parte al Estado.
El resto de comunidades autónomas, casi todas gobernadas por el PP, ya han puesto el grito en el cielo y han alertado de que acaba con la solidaridad entre regiones y es un ataque al modelo constitucional.
Aquí también se esperan curvas y choque de trenes entre Sánchez y Feijóo.
El jarrón chino del rey Juan Carlos
Las sucesivas visitas del rey emérito, ya sea para navegar en Sanxenxo o para celebraciones familiares privadas, como la mayoría de edad de la princesa Leonor y el 60 cumpleaños de su hija Elena, han terminado por "normalizar" su presencia en España.
Cada vez que ha venido, ha evitado dormir en Madrid y se da por sentado que no volverá a Zarzuela.
Sin causas judiciales pendientes, ya son muchas las voces que piden su regreso definitivo aunque el dilema sigue en el aire: dónde fijar la residencia de un jarrón chino tan delicado.
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