Desde que hace dos años recibiera el diagnóstico de un tumor cerebral, no ha dejado de pelear por su salud y, además, ha puesto su “grano de arena” a través de la Fundación Seve Ballesteros, que sólo este año invertirá 600.000 euros en sus programas.
El golfista ha presentado el I Seve Ballesteros Foundation Translational Neuroncology Summit, un foro que ha reunido en Madrid a los mayores especialistas a nivel mundial en el manejo de esta enfermedad, un triunfo más para alguien que acumula tantos torneos, entre ellos, tres ediciones del Open Británico y dos del Open de Augusta.
Luego están las victorias del día a día, las que obtiene con trabajo y constancia, porque Seve continúa aún con su proceso de recuperación. “Estoy muy bien y poco a poco, de semana a semana, noto una pequeña mejoría y cada vez me voy recuperando más, en dirección a la normalidad”, ha dicho el deportista.
Ballesteros ha expresado su confianza en que se siga investigando y avanzando más, con el apoyo de su Fundación, a fin de que en un futuro “no muy lejano” se sigan “salvando vidas”.
Cristóbal Belda, especialista de Oncología del Hospital Universitario La Paz, ha dicho que Seve se encuentra “bastante bien” aunque superar un tumor cerebral no es algo que se consiga “en un mes ni dos”, sino que exige un trabajo de rehabilitación “enorme” y un “esfuerzo personal tremendamente intenso”.
Como prueba de que se encontraba bien, el campeón ha relatado que pudo ver con satisfacción la victoria de Europa en la Ryder Cup 2010, donde los golfistas le rindieron homenaje.
La mayoría de tumores cerebrales son benignos y entre los malignos, los más comunes son los glioblastomas. En la Unión Europea se diagnostican 13.000 casos al año y en España unos 2.000.
El golfista ha preguntado al doctor Emilio Alba, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica, por qué en los últimos años hay tantos casos diferentes de cáncer, una “pandemia” que, ha confesado, “asusta”.
Alba ha respondido que la incidencia aumenta a un ritmo de un 1% anual y aunque las causas no están claras, se ha referido entre ellas al envejecimiento de la población, el estilo de vida y la exposición a “pequeños disruptores hormonales”.
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