El otro día leía a Loriga en Babelia, lo que significa que los de mi generación (yo soy del 66, él, Loriga, del 67), ya están entrando en la dinámica de escribir en los periódicos. Buena noticia. Porque es que, además, Ray Loriga se lució. Se notaba que cuando escribió el artículo estaba inspirado porque animaba al lector a leer novelas para vivir otras vidas que, de otra forma, jamás podrían vivir.
El artículo estaba encuadrado en una sección en la que se deberían haber propuesto libros para las navidades.
Al señor Loriga se le olvidó proponer algún título, o se le acabaron las líneas o, seguramente, estaba tan inspirado y ensimismado en la escritura de su artículo que, seguramente se le pasó.
El artículo estaba tan bien escrito que parecía el comienzo de una novela.
Ojalá yo, algún día no muy lejano, esté tan inspirado como él al escribir mi columna.
No he tenido tiempo hasta ahora de leer a Ray, pero es de los autores que te dan un pálpito, un buen pálpito. Así que el otro día compré su última novela: Ya sólo habla de amor.
El título es sugerente al máximo, al menos para mí. A ver si puedo hincarle el diente estas navidades, aunque se me ha metido por medio Stieg Larsson, y claro..., como leí la primera de la trilogía Millenium, pues eso, que tengo muchas ganas de leer a los dos, sobre todo a Loriga, que es español.
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