A la vista de lo sucedido con el alumbrado treintañero del puente sobre el río Odiel que ya antes de decidir su emplazamiento hubo una tímida polémica -Aljaraque solo había empezado a crecer y hoy tiene la llave del futuro-, la verdad es que no sé, cuando a finales de noviembre me encuentro con la noticia ¡por fin! de la retirada de aquellas farolas un tanto altivas y que según el argot popular eran desecho del recinto de La Cartuja una vez concluida la Expo-92 que tanto agravio asumido por esta tierra trajo consigo. Sí, porque se llegó a decir que aquello era un simbólico regalo para que en Huelva quedase algo del 500 aniversario del descubrimiento de América, gestado en La Rábida. Cuánto me queda por escribir sobre nuestro más que modesto, histórico y entrañable cenobio franciscano, orgullo de esta tierra tan maltratada incluso por la propia historia…
A lo mejor, cuando sale este trabajo hay que quitarse el sombrero ante la belleza y alcance lumínico de las nuevas farolas. Sí, porque me gustaría saber a cuánto asciende la inversión y el número de piezas a instalar o instaladas ya, dado que no salgo de mi asombro cuando me entero que esos 4 millones y medio de euros de gasto o inversión -según la óptica- “se trata de la actuación más significativa de la Junta de Andalucía en materia de infraestructuras en Huelva durante los últimos años -¿desde cuándo? y, sobre todo ¡albricias!- que permitirá la eficiencia de la sostenibilidad ambiental de esta infraestructura, así como su motorización”. Algo así como un alarde de modernidad, pues con la culminación de estas obras se atenderá a una de las demandas de infraestructuras en Huelva -ojo al dato- “que llevaban años esperándose”.
A todo esto me entero -bueno, eso parece que ha sido la causa de tanta demora o retraso- que para justificarlo “se ha tenido en cuenta que no era viable cualquier tipo de iluminación ya que el puente se encuentra -¡bastaría más!- en el Paraje Natural Marismas del Odiel, una zona protegida medioambientalmente -hay que recalcarlo una vez más- y que el exceso de iluminación podría afectar a las aves del entorno”, que, ironías aparte, suelen ser tratados mejor que los humanos. Sí, todo esto a cuento de que cualquiera se hubiese atrevido a tamaño alarde de encontrarnos en el entorno o mismísimo Parque Nacional de Doñana, que para eso es Patrimonio de la Humanidad. Menos de Huelva, claro, porque a la vista de los últimos acontecimientos no cabe duda que los mandamases están en La Moncloa y Almonte se conforma con decir aquello de que “tenemos muy cerca el Coto”…
A propósito de iluminaciones y en la confianza de que aplaudiremos esta infraestructura tan importante “durante los últimos años, sin decir cuántos…”, no tengo más remedio que recordar que ¿para qué sirven las farolas instaladas en la Ronda Norte y Sureste y en la vía de servicio al Hospital Vázquez Díaz, y casi en la práctica totalidad de los distintos accesos a la A-49 entre Sevilla y Ayamonte? Sí, que es hora de que ante la inoperancia de nuestros diputados y senadores, al menos, por una vez, salga al paso de esta desidia luminaria la Subdelegación del Gobierno de Madrid, porque aquí no cabe el recurso de echarle la culpa a la Junta de Andalucía, que para eso está más cerca y gestiona lo que no compete a La Moncloa, que para eso mantiene sus competencias. Claro que me viene el refrán de que entre unos y otros toda una autopista prácticamente sin iluminar, salvo alguna que otra puntual excepción. ¿Dónde?
La verdad es que vaya tomaduras de pelo y desprecios continuados hacia esta tierra, ya que, por ejemplo, no hace mucho se celebraba la iluminación del camino de acceso al Infanta Elena desde la antigua carretera de Sevilla. ¿Cuántos años así? Bueno, y para tomar aliento, ¿cómo asimilar que el acceso más lógico y natural hacia ese hospital se debería haber contemplado y ejecutado desde la mísmísima A-49, y es que al pasar por la vía vemos al complejo hospitalario haciéndonos guiños y diciéndonos que todavía nos queda pasar por Huelva y, haciendo stop, adentrarse en la estrecha vía que nos conduce al susodicho centro sanitario? Que por cierto, en lo que se refiere al Vázquez Díaz ni siquiera cuenta con arcén, insólito y más que lamentable dada la existencia de distintas instalaciones, como por ejemplo, Aspapronias, con mucho movimiento a lo largo el día y con el riesgo de que el peatón se la juegue pisando la mismísima vía de servicio, por cierto, sin iluminación desde que -tuve la mala suerte de tener que llamar a la Policía Local- robaron los cables… Sí, hágase la luz porque no puedo ver el increíble déficit de progreso de esta maltratada tierra. ¡Ah! Y a todo esto, ¿cual será el destino de esas históricas farolas por fin renovadas?
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es