Incendios persistentes y virulentos, récords de días cálidos, aumento sin precedentes de la temperatura del mar, gotas frías y una sequía aún más acuciante, las catástrofes naturales se recrudecen en 2023 y normalizan, año tras año, las amenazas del clima en España, uno de los países más vulnerables al cambio climático.
Inmersos en una crisis climática sin precedentes en todo el planeta, España se encamina a que 2023 sea uno de los dos años más calurosos desde, al menos, 1961, tal y como lo evidencia que entre enero y noviembre la temperatura media haya sido de 15,8 grados, es decir, el segundo año más cálido de la serie histórica, sólo por detrás de 2022, y sin ningún mes con carácter frío.
De hecho, a día de hoy se han contabilizado 38 récords de días cálidos en la península, o lo que es lo mismo, de cada 9 días uno ha sido cálido, frente a ningún récord de día frío, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
El calor extremo ha sido la tónica este verano con cuatro olas de calor y máximas por encima de 40 grados en gran parte del país, llegando a superarse 45 grados en Andalucía, y sobre todo en Valencia, donde el aeropuerto valenciano anotó 46,8 grados, la máxima más alta del verano, batiendo el récord en más de 3 grados.
Sin embargo, estos valores tan altos no son exclusivos de tierra firme; el calor extremo se apodera de las aguas del mar que, entre enero y septiembre alcanzaron su media más alta desde al menos 1940. Como dato curioso señalar que en agosto, el mar Balear, una masa de agua de 56.000 km² de superficie entre el litoral valenciano y Baleares, marcó una media de 28,5 grados.
En lo que a precipitaciones se refiere, el año hidrológico -1 de octubre 2022 al 30 de septiembre 2023- ha dejado aproximadamente un 12 % de lluvia por debajo de lo normal, lo que le convierte de nuevo en un año seco y con una desigual distribución de lluvias.
En el suroeste y nordeste de la Península, sobre todo en Cataluña, y en puntos del norte y en Canarias fue muy seco; por el contrario, en Galicia, Castilla y León, zona centro, Navarra, La Rioja y Extremadura tuvo un comportamiento normal o con lluvias por encima de lo normal.
Fruto de esta dispar situación, España arrastra una sequía meteorológica severa de larga duración, que en el sur peninsular es la más larga de la serie desde al menos 1961, y en el nordeste (sobre todo en Cataluña) la más intensa, lo que favorece las restricciones en el suministro de agua.
Ante las escasas probabilidades de lluvia a corto y medio plazo, se han endurecido las restricciones al agua en el área metropolitana de Barcelona y parte de Girona, en donde seis millones de habitantes ya están en el nivel de restricciones de preemergencia y con la posibilidad de contratar barcos de agua si se llega a la emergencia.
De la ausencia de lluvias a las gotas frías o las dana, 2023 ha destacado por estas lluvias torrenciales que avalan la tesis de que en los días de precipitación más intensa llueve más que en décadas pasadas y que las lluvias torrenciales son más severas y catastróficas en la vertiente mediterránea peninsular.
En este punto cabe resaltar la dana -depresión aislada en niveles altos- que en septiembre impactó sobre la Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha, con acumulaciones de lluvias superiores a 200 litros por metro cuadrado, destrozos, fallecidos, inundaciones y la declaración de zona catastrófica, ante la magnitud de la riada.
Los expertos alertan de que en un escenario actual de cambio climático, como en el que se encuentra la cuenca del Mediterráneo, las dana o gotas frías se han incrementado en un 15 por ciento desde la década de los 50 en la península Ibérica.
Sin embargo, está catástrofe no ha sido la única: Los incendios de sexta generación, con capacidad para alterar las condiciones meteorológicas, han arrasado más de 84.000 hectáreas en toda España hasta el 1 de noviembre y han dado las primeras señales de una realidad preocupante, su desestacionalización, no solo en verano se queman los bosques.
En las provincias de Castellón y Teruel se declararon fuegos en febrero y en Asturias entre marzo y abril, aunque el más importante por su intensidad y poder destructivo ha sido el de Tenerife, que con casi 15.000 hectáreas de monte arrasado, es el peor incendio en Canarias en los últimos 40 años y el peor en toda España en 2023.
Con respecto a los Grandes Incendios Forestales(GIF) superiores a 500 hectáreas, hasta el 1 de noviembre de 2023 se han registrado 19 GIF, tres menos que la media del decenio y 38 menos que en 2022.
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