El IV Centenario del escultor Pedro Roldán (1624-1699), que se cumple el próximo enero, se celebra con una exposición en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, que podrá verse hasta el 10 de marzo y es la primera antológica que se hace de un artista considerado una de las cumbres de la escultura barroca.
Esta antología reúne 44 obras de las que la mayor parte nunca han salido de los lugares para los que fueron expresamente encargadas, 36 de las cuales son del propio Roldán, dos de su hija Luisa, "La Roldana" y el dibujo "Retrato de Pedro Roldán" de Ricardo Villodas y de la Torre, cedido por el Museo del Prado.
También se ha reunido una pintura de Francisco Meses Osorio, "San José con el Niño", y otra pintura anónima titulada "Cristo de los Dolores de San Francisco de Asís y Santa Teresa de Jesús"; así como el grabado "Triunfo de San Fernando", de Valdés Leal, que contextualizan las esculturas mostradas junto a documentos históricos, como la partida de nacimiento de Pedro Roldán.
Una de las piezas mayores de la muestra es otro Cristo de los Dolores, el que Pedro Roldán hizo para el hospital del Pozo Santo, un centro de caridad de la época del escultor que sigue activo, al igual que sigue prestando servicio el sevillano Hospital de la Caridad, para el cual esculpió un Cristo que también forma parte de esta exposición, como una de sus piezas centrales.
Esta doble circunstancia de ser imágenes concebidas para el culto y para espacios religiosos y hospitalarios que siguen en activo y que lo han estado desde que estas imágenes salieron del taller de Pedro Roldán han servido al comisario de la muestra, el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla José Roda, para afirmar que estas imágenes "no son reliquias del pasado".
La muestra tiene un particular diseño, el haber agrupado todas las obras en una sala -la mayor del museo sevillano, iglesia del antiguo convento- para tratar de evocar el ambiente de un taller del siglo XVII, según ha explicado a los periodistas el autor de esta distribución de las piezas, el catedrático de dibujo Juan Suárez.
Suárez ha tratado de crear "un espacio ficticio" dentro del propio museo -las paredes de la sala aparecen semiocultas por unos grandes velos blancos casi transparentes-, de modo que el visitante recorre la sala entre esculturas, dejándolas delante, atrás y a ambos lados para lograr el efecto perseguido por Suárez, el de tener una visión también lateral y posterior de las esculturas aunque se preste atención a una sola de ellas.
Con esta distribución, que no carece de finalidad pedagógica, también se pueden descubrir nuevas visiones de la piezas, muchas de las cuales, por estár concebidas para retablos o altares, nunca se han visto por detrás, de ahí que Suárez haya destacado la emoción que produce ver al Cristo de la Santa Caridad -arrodillado y orando, ya cautivo- de espaldas y comprobar cómo muestra unas plantas de los pies lastimadas y sucias.
Con motivo de la exposición, que ha sido presentada por el consejero andaluz de Cultura, Arturo Bernal, y la directora del museo, Valme Muñoz, han sido restauradas 16 piezas, entre ellas el relieve de la "Sagrada entrada de Jesús en Jerusalén", de unos tres metros de longitud y que reúne a 32 figuras o perfiles de una llamativa policromía.
También ha sido restaurada la talla de "San Juan Bautista" de la Hermandad de Jesús Nazareno de Écija, una imagen que se creía desaparecida y que ha sido documentada durante el proceso de investigación y documentación previo a la muestra.
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