“La novela siempre ha caminado por vericuetos extraños, sorprendentes, inesperados. Es un saco donde cabe todo, como decía Baroja. Aparentemente decae, pero luego resucita, siempre se ha dicho que está en crisis y sin embargo goza de buena salud: no morirá nunca, sean cuales sean los cambios que impongan las tecnologías”, ha reflexionado Marsé en una entrevista concedida a Efe.
El deseo del hombre de contar historias “no desaparecerá nunca”, porque siempre ha tenido la necesidad de reinventarse él y el mundo que le rodea, ha insistido acerca de la inmortalidad “de la ficción”, concepto éste que ha preferido utilizar para referirse a la novela.
Autor de relatos como Últimas tardes con Teresa (1966), Si te dicen que caí (1973), El embrujo de Shanghai (1933) y Rabos de lagartija (2000), Juan Marsé (Barcelona, 1933) abomina de lo que él mismo ha denominado “modisterías literarias”, a las que nunca ha estado atento ni le han importado.
“Me ha interesado más un mundo personal, pero ahí se corre el riesgo de que los críticos te digan que eres un escritor de la misma novela siempre. En cualquier caso, no me ha afectado”, ha precisado uno de los autores contemporáneos españoles que, junto a Miguel Delibes, ha sido más veces adaptado al cine.
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