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El reconocido empresario Ignacio Campoy desvela las claves de la felicidad en el trabajo

El experto en liderazgo e inteligencia emocional para organizaciones ha sido uno de los triunfadores del Salud Festival celebrado en el CaixaForum de Barcelona

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Ignacio Campoy.

Ignacio Campoy.

Ignacio Campoy.

  • Asegura que el 80% de los profesionales están dispuestos a obtener menos salario a cambio de más felicidad
  • Desafíos empresariales: Ignacio Campoy insiste en la importancia del compromiso

El empresario y experto en liderazgo e inteligencia emocional para organizaciones Ignacio Campoy ha sido uno de los triunfadores del Salud Festival celebrado en el CaixaForum de Barcelona el pasado día 25 de octubre.

Sus reconocimientos como mejor experto en Felicidad en las Organizaciones, acompañado por el de mejor experto en Inteligencia Emocional y en Psicología Positiva, refuerzan públicamente el trabajo de este estudioso de las emociones y su repercusión en el rendimiento profesional. Campoy es un firme defensor de la idea de que profesionales felices hacen a las empresas rentables y en esta entrevista hemos querido explorar esta idea.

  • Sus estudios lo sitúan como mejor experto en Felicidad en las Organizaciones y precisamente esto le ha valido uno de los últimos reconocimientos recibidos. Díganos ¿tan difícil es ser feliz en el trabajo?

En absoluto. Lo difícil es asumir que trabajar no tiene que ser sinónimo de sufrir y que no es mejor ni más valioso aquel profesional que sitúa al trabajo como la fuente de toda su atención “muy a su pesar”. El sacrificio es una cosa y el compromiso es otra. Empresas con trabajadores sacrificados tienen un recorrido tortuoso, altos índices de rotación y un clima laboral donde reina la tensión. Muchos trabajadores están desconectados emocionalmente de su organización y esto repercute en altas tasas de absentismo presencial, lo cual genera desmotivación y contagio hacia el resto de la plantilla.

En las empresas donde hay un propósito y un sentido del logro, y esto es algo compartido, existe una visión de futuro y se crean vínculos duraderos con sus profesionales.

  • Existe entonces una correlación entre el bienestar de las personas en las organizaciones y un mayor compromiso con las mismas y esto ¿cómo se traduce en la productividad?

Un profesional emocionalmente afectado impacta negativamente en su rendimiento. Si el hecho de ir a trabajar se convierte en una losa cuya carga se va haciendo cada vez más insoportable, al final del día esa persona querrá deshacerse de ella cuanto antes y al día siguiente ya vendrá dañado. Lo que al principio se soporta con sacrificio y esfuerzo al final acaba destruyendo lo más importante que es ese sentido del propósito. La desesperanza y la resignación acaban invadiéndolo todo.

  • Sin embargo, no es algo fácil de implementar. Todavía hay muchas empresas y empresarios que ante sus profesionales defienden la máxima de “aquí no se viene a pasarlo bien”, ¿qué opina al respecto?

El modelo empresarial del siglo pasado primaba el esfuerzo (con o sin sentido para el trabajador) como el indicador del vínculo que este establecía con la empresa y que se traducía a resultados. Nada más lejos que plantearse cuestiones fundamentales como el bienestar y la felicidad emocional de los profesionales. No en vano el dicho “el trabajo es salud” equiparaba el hecho de tener una ocupación como un beneficio físico y emocional indiscutible al que se debía “estar agradecido”.

Afortunadamente esto va cambiando, aunque existan países como en nuestro caso donde hay estudios que demuestran que todavía nos queda mucho que trabajar en términos de salud, bienestar y felicidad en nuestras empresas. Casi el 80% de los profesionales estarían dispuestos a ganar menos dinero si a cambio son más felices en su trabajo. Yo creo que esto representa perfectamente el termómetro de la relación laboral actual en nuestro entorno.

  • ¿Cómo sería el proceso de selección en una “empresa feliz”?

Pues en primer lugar en ese proceso debería tener un protagonismo importante una figura que ya en muchas empresas se ha implementado, “el jefe de Felicidad” – ChiefHappinessOficer-. Es clave esta figura como canal de comunicación directo para escuchar a los profesionales, porque funciona sobre todo como un termostato regulador del bienestar emocional. En lo que se refiere a la selección propiamente dicha una variable importante que habría que tener en cuenta es considerar en qué grado los profesionales comparten verdaderamente el propósito de la empresa u organización. Es decir, pasar del tradicional contrato por competencias, al contrato por propósito.  

  • Entonces se puede decir que la felicidad en el trabajo ¿es la nueva ventaja competitiva?

Pues fíjese que una organización difícilmente va a ser competitiva si no tiene en cuenta los vínculos emocionales de sus trabajadores. El sentido de pertenencia tan necesario en momentos de crisis,así como el compromiso se diluyen en un entorno donde el bienestar de los trabajadores no es una prioridad. Para afrontar con agilidad, anticipación y desde una misma visión cualquier amenaza en un entorno cada vez más competitivo es fundamental haber construido una cultura en la que prime la confianza recíproca. La confianza es ante todo tiempo y compromiso, insisto mucho en esto último. La confianza no admite atajos y por eso si el entorno es un espacio árido y hostil del que “estoy deseando huir”,  lo de garantizar la viabilidad de una empresa a largo plazo se convierte en una utopía.

 

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