Salvemos las distancias con el lío grande de Pedro Sánchez con sus cesiones al independentismo para seguir en el machito desde Moncloa, que es lo más, pero la actualidad política de la provincia esta semana ha sido tan intensa que uno, que escribe mayormente de esto, tendría que retirarse a un balneario para tratar de reponerse si quiere soportar lo que está por venir.
Estos días, el tono del debate se ha elevado a un extremo no visto siquiera en precampaña y campaña electoral, con discursos de trazo grueso, nuevos frentes, pasos atrás en proyectos que siguen copando titulares pese a que se estrenaron en los papeles hace la friolera de 20 años... y ahí siguen, generando controversia entre los mismos partidos, las mismas administraciones e incluso los mismos actores.
No voy a torturarles con lo ingrata que es mi vida profesional porque cada uno lleva sus propias cruces al hombro o toda una procesión por dentro y las comparaciones son odiosas. Voy a relatarle, mejor, uno de esos momentos que te hacen sentir un auténtico privilegiado porque, si no me dedicara a esto habría sido improbable que hubiera trabado una comunicación intermitente pero enriquecedora con alguien como José Luis Bimbela.
José Luis Bimbela es doctor en Psicología y psicólogo salubrista, profesor asociado de la EASP, y autor de Vosotros no tenéis la culpa, obra imprescindible en la que aborda el suicidio remarcando “la importancia del factor espiritual, la capacidad de dotar de sentido a la vida a través de una vocación, la religión, el arte o la ayuda a los demás, y la salud ética”. Hace unos días recibí un mensaje de Whatsapp en la que me informaba de una nueva publicación. Lo hizo precisamente en un domingo deprimente que amenazaba con alargarse durante unas jornadas más. Tras acordar fecha y hora para una conversación telefónica, la llamada duró casi una hora. Puse fin yo por apuro. Pero podría haber estado escuchándolo durante toda la tarde, pese a que tenía ropa tendida y una web que alimentar como si fuera un enorme y cruel dragón hambriento, amenazante, insaciable.
En resumen, José Luis Bimbela me cuenta que este libro, Bondad. Práctica y radical (Desclée De Brouwer), defiende con argumentos filosóficos y científicos que la bondad es tendencia natural y cita, entre otros al pensador Josep María Esquirol, que sostiene que “la revolución no puede ser sino la de la generosidad y la fraternidad”.
Plantea un sistema no está exento de dificultad para ejercer eficazmente los comportamientos bondadosos, en este orden: yo conmigo, yo contigo, nosotros y nosotras. Me dice que fue clave para decidirse a escribir sobre ello el encuentro con la Ainhoa Videgain, psicoóncóloga y experta en cuidados paliativos, en la que le aseguró que prácticamente todas las personas al final de su vida responden cosas buenas a la pregunta de cómo les gustarían ser recordadas. “¿Y qué hacemos si alguien nos trata de hacer daño?”, le interrogo. Orden en los objetivos personales, autocrítica amorosa y tener presentes que la bondad se contagia, explica.
Le di las gracias antes de colgar, pero lo que quería en realidad era darle un abrazo.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es