El 40 % de las mujeres con discapacidad sufre violencia de género, un maltrato que llega a provocar algún tipo de discapacidad a casi tres de cada diez víctimas que no lo tenían.
Así lo revela el estudio "Ojo al dato. Visibilidad de una realidad oculta a través del dato: mujer, discapacidad y violencia" de Inserta Empleo, que muestra la mayor prevalencia de la violencia de género entre las mujeres con discapacidad respecto a las que no tienen (que es el 32 %).
Con la información de algo más de 1.600 víctimas con discapacidad que la entidad de Fundación ONCE ha acompañado en la búsqueda de empleo desde 2020, el informe identifica los recursos existentes y reclama adaptar las campañas de sensibilización a la situación de las mujeres con discapacidad víctimas de maltrato por parte de sus parejas o exparejas.
Un 57,6 % de las mujeres que participan en el estudio señalan que la discapacidad es previa a la violencia de género sufrida, frente al 27,6 % que afirma es consecuencia de la violencia vivida.
El maltrato ha empeorado la salud del 13,4 % de las mujeres y su grado de discapacidad.
El miedo a represalias, a perder a sus hijos o no ser consciente de que se está viviendo una situación de violencia de género, entre otros motivos, hace que el 35,4 % de las mujeres no hayan denunciado y el 4,3 % hayan retirado la denuncia.
"La discapacidad es utilizada como argumento para mantenerlas fuera del mercado laboral, impidiendo su independencia económica y también es utilizada como arma para la vejación y el insulto convenciéndolas de que nadie más que él las puede querer", ha explicado este martes durante la presentación la coordinadora del estudio, Cristina Silván Sotillo.
Perfil de la mujer maltratada con discapacidad
La franja de edad en la que se producen más situaciones de maltrato machista es de entre 45 y 55 años. Siete de cada diez mujeres está desempleada y el nivel de estudios predominantes es la educación obligatoria.
El 98,2 % de la violencia que sufren se produce el entorno de la pareja o familia: 91,6 % es psicológica emocional, 71,9 % de control, 72,1 % física, 43,2 % económica, 32,1 % sexual y 9,4 % vicaria.
Las mujeres que son madres con carga familiar son las más vulnerables ante la violencia vicaria, que es más frecuente entre mujeres con discapacidad física; sin embargo, tener hijos facilita denunciar al maltratador, ha destacado el coordinador de Estrategia de Datos de Fundación ONCE e Inserta Empleo, Luis Enrique Quifez.
Más de siete de cada diez víctimas con discapacidad han logrado salir del ciclo de la violencia, se encuentra fuera de peligro y el agresor no tiene acceso a la víctima por ningún canal; el 2,9 % aún convive con el maltratador.
El experto ha destacado la importancia de facilitar información ante estas situaciones a las víctimas y ha recordado que las mujeres atendidas por este programa han pedido ayuda a las instituciones públicas el 76 %, ha recibido apoyo de los servicios sociales el 55 %, de servicios legales el 40 %, sanitarios el 24 % y ha estado en casas de acogida el 13 %.
La mitad de las mujeres que han sido acompañadas en este proyecto de búsqueda de empleo, que actualmente ascienden a más de 2.100, vive con sus hijos, casi el 90 % tiene cubiertas sus necesidades básicas con dificultad y el 57 % recibe ayudas económicas relacionadas con su discapacidad.
"Hay un repunte de mujeres con discapacidad que acude a nuestros servicios, puede ser el boca a boca, pero también que las víctimas no se ven acompañadas y atendidas por los servicios que deberían hacerlo", ha aseverado Virginia Carcedo, directora adjunta de Empleo, Formación y Transformación de Fundación ONCE y secretaria general de Inserta Empleo.
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