Elaborado por el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado el estudio afirma que la autorización para abusar durante los interrogatorios de presos procedió de Rumsfeld y otros funcionarios y las torturas no se deben achacar a soldados o las personas encargadas de los interrogatorios.
“El abuso de detenidos bajo la custodia de EEUU no se puede atribuir simplemente a malas hierbas que actuaban por su cuenta”, según el informe, dado a conocer por los senadores Carl Levin, demócrata, y John McCain, el ex candidato republicano a la presidencia.
El documento asegura que “funcionarios de alto rango del Gobierno de EEUU solicitaron información sobre cómo usar técnicas agresivas, redefinieron la ley para crear una apariencia de legalidad y las utilizaron (esas técnicas) contra los detenidos”.
En concreto, los legisladores se centran en técnicas como la privación del sueño, el sometimiento a temperaturas extremas, la colocación de los presos en posiciones dolorosas, el desnudo forzado o el uso de perros.
Según recuerda el texto, la CIA había adoptado algunas de estas técnicas en sus cárceles secretas. Los interrogadores de Guantánamo las adaptaron para su uso en la cárcel de esa base naval. Más tarde se extendieron también a los centros de prisioneros en Afganistán, incluida la prisión de Abu Ghraib.
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