El 19 de diciembre de 2004 es una fecha histórica para el Campo de Gibraltar. Aquel día, el entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, inauguraba el último tramo de la autovía A-381 entre Jerez y Los Barrios, que debía poner solución al histórico aislamiento del Campo de Gibraltar.
Con un coste de 360,6 millones de euros, se construyó por ocho tramos desde diciembre de 1999 -la variante de Los Barrios, incluida más tarde en el proyecto, se había inaugurado un año antes- e incluyendo el enlace con la AP-4, y aprovechó parte el trazado de la Ruta del Toro. Aquella antigua carretera sumaba de 15 a 20 muertes cada año, como la N-340, que une Algeciras con la Bahía de Cádiz por la costa, siendo considerada una de las más peligrosas. La siniestralidad bajó drásticamente con la autovía, hasta el punto de que ha habido años sin ni un solo accidente mortal.
Pero no solo se pretendía solucionar la alta siniestralidad. Era necesario dar salida por carretera, de forma rápida y segura, al tráfico pesado procedente del puerto algecireño. De igual modo, se pretendía dar un impulso al turismo de toda la provincia de Cádiz y potenciar el desarrollo de la industria campogibraltareña. Además de enlazar las dos bahías, enlaza el noroeste y oeste de la península con el norte de África y reduce en más de media hora el trayecto entre Algeciras y Jerez.
La A-381 fue considerada también la primera autovía ‘verde’ de Europa, condicionando su trazado para salvaguardar el Parque Natural de Los Alcornocales. Se invirtieron 90 millones de euros para medidas compensatorias y restauración paisajística, incluyendo el soterramiento de gran parte del cableado para evitar descargas en los animales, así como la construcción de falsos túneles, puentes verdes, viaductos, pasos de fauna y diferentes actuaciones sobre especies y hábitats. De hecho, fue premiada como mejor infraestructura viaria en la categoría ambiental por Federación Internacional de la Carretera.
19 años después de su inauguración, la A-381 solo ha solucionado en parte el aislamiento histórico de la comarca, que aún precisa de otras infraestructuras básicas como la línea ferroviaria Algeciras-Bobadilla o el desdoblamiento de la N-340. Además, siguen vigentes otros problemas que empresarios, políticos y sociedad en general tenían la esperanza de solucionar, como el contar con una de las tasas de paro más elevadas del país y que la actividad económica siga dependiendo en demasía del puerto y la industria.
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