Era la alegría de la vida, declaró el actor Gérard Depardieu -con quien rodó en 2009 Bellamy- al conocer la noticia de la muerte de Chabrol, de quien recordó su entusiasmo por todo y se declaró consternado: “no me hago a la idea de que se nos haya ido”.
La muerte de Chabrol arrebata a la Nouvelle Vague a otro de sus padres -los ya gloriosos Jacques Rivette, François Truffaut, Jean-Luc Godard, Éric Rohmer y Alain Resnais- que protagonizaron la ruptura técnica y artística de ese movimiento con el cine que se hacía hasta entonces.
Efectivamente, El bello Sergio marca el nacimiento oficial de este movimiento que revolucionó la historia del séptimo arte, a pesar de que desde 1956, en Le Coup du berger, de Jacques Rivette, se podían vislumbrar rasgos de la marea.
Chabrol y los demás formaron el grupo de jóvenes críticos-cineastas franceses, grandes amantes del cine que forjaron la leyenda y que inicialmente fueron también conocidos como los jóvenes turcos.
La denominación de Nouvelle Vague fue acuñada el 3 de octubre de 1957 en el semanario L'Express por la periodista Françoise Giroud en un comentario sobre un sondeo sobre aquella juventud en la que se percibía el germen de mayo del 68.
Pero sería en febrero de 1958 cuando Pierre Billard atribuyera la denominación exclusivamente al cine en la revista Ciné 58 y pronto adoptó el término el Centro Nacional de la Cinematografía (CNC).
Desde principios de 1959, los nuevos filmes distribuidos en Francia y, en particular aquellos que ese año fueron seleccionados para el Festival de Cannes, se estrenaron ya bajo la bandera de la Nouvelle Vague.
El grupo de artistas-críticos que les dio vida, formados todos ellos en la revista Cahiers du cinéma, aportaron ese año, además de El bello Sergio, otras joyas como Los 400 golpes, de Truffaut, y Al final de la escapada, de Godard.
Fueron verdaderos manifiestos creativos e ideológicos y la fórmula de la Nouvelle Vague la emplean aún en la actualidad algunos de sus discípulos, como Erich Rohmer, quien nunca dejó de filmar con la máxima autogestión, sin exagerados presupuestos, en exteriores e interiores reales, cámara en mano, sumamente discreta a veces, con actores no siempre profesionales.
En cuanto a la película: El bello Sergio, fue rodado entre el 4 de diciembre de 1957 y el 4 de febrero de 1958 en el pueblo donde el director pasó su infancia durante la guerra, Sardent, en el centro de Francia.
Obra realista, como la vida misma, en la que el protagonista, François, vuelve a su añorado pueblo después de unos prolongados años de ausencia y encuentra allí a su amigo de la infancia, Serge, mal casado y completamente alcoholizado.
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