Este fin de semana, justo antes del lanzamiento de su autobiografía, "The Woman in Me ['La mujer que soy']", Britney Spears sorprendió al desactivar su Instagram. Una acción que parecía cuidadosamente calculada, dada la inevitable reacción de los fans. La estrella pop retornó rápidamente a la plataforma, compartiendo una intrigante imagen de una tarta con las palabras "See you in hell" ["Nos vemos en el infierno"].
Britney había compartido previamente que su libro no era una herramienta de venganza, sino más bien una forma de "expiación y exorcismo de todos sus demonios". En palabras de la artista, "no había escrito estas memorias para ajustar cuentas con nadie", aunque algunas figuras públicas, como Justin Timberlake, podrían no salir favorecidas.
Un extracto publicado del libro ofrece una perspectiva sobre sus polémicas fotografías desnuda en redes sociales. "Sé que hay mucha gente que no entiende por qué me encanta tomarme fotos desnuda o con mis vestidos nuevos", expresó Spears, justificándolo como un acto de rebeldía y propiedad sobre su imagen, después de años de escrutinio público.
El lanzamiento de la autobiografía también ha agitado las aguas en su vida personal. Sus hijos, Jayden y Sean Preston, han mostrado su descontento, evitando el contacto con su madre. Los fans, sin embargo, sospechan que el conflicto puede estar influenciado por su padre, Kevin Federline, quien recientemente se ha mudado a Hawái con su nueva familia y ha sido objeto de críticas por parte de los seguidores de Britney, especialmente después de la controversia de la tutela.
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