El cambio en la tonalidad y textura de nuestro cabello es una tendencia en auge en los últimos tiempos. Aunque relacionamos las canas con el envejecimiento que comienza alrededor de los 50 años, lo cierto es que esas hebras plateadas pueden hacer su aparición a cualquier edad, incluso en edades tempranas.
Así como las manchas, arrugas y líneas de expresión reflejan el paso del tiempo en nuestro rostro, nuestro cabello también puede sumar o restar años a nuestra apariencia. Sin lugar a dudas, uno de los cambios que más pueden añadir años a nuestro aspecto son las canas. La famosa cita que reza: ”Cuando peines canas…”, da una cierta idea de la construcción social de este elemento.
Las canas representan un momento en la vida de nuestro cabello cuando se torna más fino, frágil, y propenso a romperse. Se vuelve rebelde y menos denso debido a las transformaciones que experimentan los folículos pilosos con el paso de los años.
Desmontando teorías
Sin embargo, un grupo de expertos de Harvard revela que el envejecimiento no es necesariamente el culpable principal detrás de las canas, arrojando luz sobre el enigma de su origen.
Según esta investigación, el envejecimiento no es el único ni el factor primordial que influye en la pérdida de pigmentación capilar. Entonces, ¿por qué aparecen realmente las canas? ¿Por qué algunas personas las desarrollan antes que otras?
Este estudio, dirigido por un experto de la Facultad de Medicina de Harvard, llega a la conclusión de que el envejecimiento no es el único factor que hace que nuestro cabello se vuelva blanco o gris por las canas.
El color de nuestro cabello se atribuye a los folículos pilosos, que no solo fomentan su crecimiento, sino que también le dan su pigmentación característica. Sin embargo, a medida que estos folículos envejecen, su capacidad para producir pigmento disminuye, lo que da lugar a la aparición de canas.
¿El tiempo?
Pero aquí está el giro de la trama: no todas las canas son consecuencia del tiempo. Según el investigador Robert H. Shmerling, la genética desempeña un papel fundamental en este proceso. La predisposición genética es un factor determinante en la probabilidad de desarrollar canas prematuras.
Además, la etnia también ejerce influencia en este aspecto. Por ejemplo, las personas de ascendencia europea suelen notar canas alrededor de los 30 años, mientras que, en las personas de ascendencia africana, este proceso tiende a retrasarse hasta los 40 años, aproximadamente.
En el caso de las mujeres, los cambios hormonales son una pieza clave en la aparición temprana de canas o en la aceleración de este proceso. Esto se debe a que las fluctuaciones hormonales pueden afectar los folículos pilosos y la producción de melanina, el pigmento responsable del color del cabello.
En definitiva, el misterio detrás de las canas va más allá del envejecimiento. La genética, la etnia y los cambios hormonales juegan un papel crucial en esta transformación capilar que agrega un toque de sabiduría a nuestro aspecto, sin importar la edad.
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