Todo comenzó con el intento de recuperar 320.000 euros que había robado el hermano del retenido en una transacción de droga, según indica la Policía en un comunicado.
El cuñado y la hermana de la víctima acudieron a la Policía a denunciar su desaparición y en ese momento los agentes fueron testigos de una llamada telefónica en la que un individuo -que hablaba castellano con acento árabe- reclamó bajo amenazas la referida cantidad a cambio de la liberación. Los secuestradores permitieron a la víctima ponerse al teléfono y amenazaron con llevarse a la víctima a Francia si el pago no se efectuaba en una hora.
Tras una llamada de un individuo con acento árabe denunciando estar secuestrado con otros dos hombres que alertó a la Policía, los tres se presentaron en Comisaría denunciando haber sido secuestrados, aunque las contradicciones evidenciaron que dos de ellos fingían ser rehenes.
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