En un terreno continuamente alterado por las rápidas corrientes de la tecnología y la comunicación, Ben Smith ha sido testigo y partícipe de los drásticos cambios en el paisaje mediático y periodístico durante los últimos veinte años. "En Twitter/X solo quedamos periodistas y políticos depravados gritándonos unos a otros", declara Smith en una entrevista concedida a El País, destacando su percepción de una plaza pública digital en decadencia.
La transición del periodismo tradicional al digital ha sido tumultuosa, llena de experimentos, adaptaciones y reconsideraciones estratégicas. Smith, cofundador de Semafor, ha navegado por esta evolución desde sus días en Politico, pasando por BuzzFeed News, hasta llegar a una columna en The New York Times. “Sólo quedamos periodistas y políticos jodidamente depravados gritándonos unos a otros”, afirma, subrayando la difícil situación de las plataformas de redes sociales como espacios para debates públicos sólidos y significativos.
Smith observa cómo plataformas como Facebook y Twitter han ido perdiendo relevancia como centros del debate público. "Ya está pasando", dice, aludiendo a la disminución gradual de la participación en estas plataformas por parte de personalidades y empresas. Twitter/X, según él, ha sido abandonado por celebridades, deportistas y la mayoría de las empresas, dejando atrás un espacio saturado de discusiones caóticas y menos significativas.
Las nuevas alternativas han surgido, aunque ninguna sin sus propias limitaciones y desafíos. Smith identifica a TikTok como una plataforma potentemente atractiva, pero subraya su orientación hacia el entretenimiento más que hacia las noticias serias y discusiones sociopolíticas. "TikTok es una plataforma increíble, pero obviamente no es para noticias", afirma, subrayando la diferencia esencial entre las plataformas de entretenimiento y las dedicadas al periodismo y la información crítica.
El renacimiento de las newsletters ha marcado otro cambio significativo en la dinámica del consumo de noticias. Smith señala cómo el correo electrónico, una tecnología que muchos podrían considerar obsoleta, ha resurgido como un canal principal para la distribución de noticias y contenido informativo. La desviación hacia métodos más antiguos, como las newsletters, ilustra la continua búsqueda de eficacia y relevancia en medio de las cambiantes mareas tecnológicas.
En cuanto al futuro, Smith parece sugerir un panorama en el que los medios se encuentran en una búsqueda constante de adaptabilidad y innovación. “Es mucho más difícil darse a conocer de lo que solía ser", observa, señalando la complejidad de navegar por un ecosistema mediático que es cada vez más diverso y fragmentado.
Smith también destaca la persistencia y resistencia de las páginas de inicio de los medios, a pesar de las turbulencias y transformaciones del ámbito digital. El compromiso de las plataformas tradicionales con la calidad y la coherencia podría estar detrás de su capacidad para mantenerse relevantes y valiosas en un entorno inundado por una multitud de fuentes y plataformas.
Pese a las dificultades, Smith parece mantener una perspectiva matizada, reconociendo tanto las luchas como las oportunidades emergentes en el periodismo moderno. "El negocio de la información es difícil, más ahora", dice, pero también sugiere que la diversificación y una ejecución meticulosa podrían ser clave para navegar con éxito por las complejidades del paisaje mediático actual.
Smith enfatiza la necesidad de transparencia y autenticidad en el periodismo, sugiriendo que las aproximaciones más naturales y transparentes, como las newsletters, podrían ofrecer un camino hacia adelante. Él menciona cómo la claridad y la humanización en la comunicación periodística pueden mejorar la conexión con los lectores y proporcionar una base más sólida para el periodismo informativo y crítico.
Reflexionando sobre las lecciones aprendidas de la era de la viralidad y el clickbait, Smith ofrece una visión equilibrada, defendiendo la necesidad de titulares atractivos mientras critica aquellos que son engañosos o exagerados. “Los titulares engañosos son claramente malos", concede, pero también argumenta que los titulares deberían ser diseñados para captar la atención y fomentar el compromiso del lector.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es