Unos niegan con la cabeza. Otros escudriñan el pavimento y los dos alcorques de las palmeras. También hay quienes se paran y miran hacia el puente para imaginar el recorrido del bus. Distintas personas depositan flores y una vela sobre el suelo. Y la mayoría, a su paso por la acera, muestra su estupor y consternación con exclamaciones: “¡Qué horror!”, "¡Se me ponen los vellos de punta!”, “¡Qué lástima!”, “¡Qué pena más grande!”, “¡Esto es muy doloroso!”.
“Yo aún tengo el susto metido en el cuerpo. Mi hija y otros muchos niños y adolescentes cogen por esta acera minutos antes, tras la salida del colegio. Es que podía haber sido mucho peor…”, comparte con rostro compungido una vecina de la cercana calle América a su paso por el lugar donde ayer perdieron la vida tres personas de 17, 19 y 60 años atropelladas por un autobús.
Otra señora detiene sus pasos frente a un pequeño ramo de flores que alguien ha depositado en el suelo y se ha puesto a rezar junto a él. “Lamento muchísimo lo ocurrido y rezo por las víctimas”, alcanza a decir.
A Antonio Roca tampoco le fluyen las palabras, y es que este taxista se encontraba ayer estacionado en el lugar del siniestro -una parada de taxi- pocos minutos antes del trágico accidente: “Me cuesta hasta hablar, porque ayer estuve en esta parada un rato antes de que ocurriera la desgracia, 10 o 15 minutos antes como mucho. Pero afortunadamente estuve poco tiempo… cargué y me fui”. Y afortunadamente también ninguno de sus compañeros se vio afectado, aunque ha oído que el coche de una compañera sufrió daños, “pero no te lo puedo confirmar. Es algo que he escuchado pero no sé si es verdad”.
A escasos metros, dos operarios realizan los pertinentes trabajos para poder instalar un nuevo semáforo en la avenida Las Cortes en sustitución al que arrancó el autobús a su paso. Al no estar operativo ese núcleo semafórico, el Ayuntamiento ha procedido a instalar vallas a ambos lados del paso de peatones para impedir el tránsito de viandantes en esa zona.
“Hoy todo el mundo sigue hablando en el barrio de lo mismo”, comparte un señor que transita por la acera, junto a esas vallas. "Estamos fatal, parecía un atentado. Yo me tuve que subir para mi casa cuando vi lo que había ocurrido", apostilla con la mirada perdida. Y dentro de El Corte Inglés también se habla de lo sucedido.
Una de las empleadas del centro comercial califica como “horroroso” lo vivido ayer por muchos de sus compañeros. “Yo no estaba pero me han contado que fue horroroso, que se escuchó un ruido como una bomba y que se veía mucho humo, mucha polvareda. Como una película. Y una de las compañeras de Juguetería entró muy afectada al centro, gritando y pegándose en la cara, porque lo había visto todo desde el semáforo de enfrente”. “Esto ha sido muy duro para todos… no me quiero ni imaginar cómo estarán las familias de las víctimas”, lamenta la joven.
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