Un equipo de científicos de las universidades de Granada y Cambridge y la Generalitat de Catalunya ha identificado las piezas más antiguas de ámbar báltico de la Península Ibérica y han demostrado que este material de lujo para joyería ya se importaba hace más de 5.000 años.
La investigación, liderada por la profesora de la Universidad de Granada (UGR) Mercedes Murillo-Barroso, ha permitido comprobar que el ámbar báltico llegó a la Península Ibérica hace al menos 5.000 años, más de un milenio antes de lo que se pensaba, ya que se integró en redes de intercambio vinculadas al sur de Francia.
Aunque en la Prehistoria, el ámbar, una resina fósil, no era una materia prima necesaria para el desarrollo de la vida, sí fue un elemento relevante en las extensas redes de intercambio que se establecieron.
El uso de los múltiples depósitos de ámbar de la Península Ibérica está constatado desde el Paleolítico y, desde el IV milenio a.C., el siciliano comenzó a llegar a España a través de las redes de intercambio mediterráneas.
La investigación publicada ahora demuestra pese a la creencia anterior que el ámbar báltico se convirtió hace cinco milenios en la materia prima principal de la Península, sustituyendo a otros ámbares, dato alcanzado gracias a análisis de espectroscopia de infrarrojos desarrollados en el yacimiento de la Cova del Frare.
El estudio ha confirmado que en el noreste de la Península Ibérica, el ámbar báltico llegó ya durante el Neolítico, un dato que se enmarca en los intercambios de ese período de transición que marcaría nuevas corrientes culturales lideradas por los grupos Véraza de Cataluña y del Sur de Francia.
Sin embargo, el ámbar báltico no habría llegado a traspasar el Ebro, pues no se documenta, por ahora, en fechas tan tempranas en el sur peninsular, donde predomina el uso del ámbar siciliano como consecuencia de las redes mediterráneas.
"Este hallazgo tiene sin duda importantes implicaciones para el conocimiento de las primeras redes de intercambio de materiales exóticos y de su implicación en las estructuras sociales", ha añadido el profesor de la Universidad de Cambridge Marcos Martinón-Torres.
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