Tambucho y Emparrillao

Involución

Cada cual maltrate su cerebro juzgando tiempos, ahora que de manipular las redes sociales, quizás seamos los primeros manipulados...

Publicado: 29/09/2023 ·
13:24
· Actualizado: 29/09/2023 · 13:24
  • Imagen de Barbate. -
Autor

Manuel Varo Pérez “Ica”

Autor que cantara a su pueblo por carnavales y escribiera parte de su historia en Barbate Información, Trafalgar Información y Viva Barbate

Tambucho y Emparrillao

Narrador empedernido de un paraíso llamado Barbate, donde la naturaleza se distingue por su belleza

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Cuando  recordamos nuestras vivencias y decimos que aquellos tiempos fueron los mejores, quizás no se ajuste a la realidad, aunque guarde cierta evidencia. Por ejemplo, en Barbate, nuestro pueblo, exceptuando algunas viviendas de familias cuyo poder adquisitivo se lo permitía, eran edificios de más de un piso, grandes mansiones, e incluso chalets, que de alguna manera, socialmente y económicamente, se alejaban de los que se congregaban en barrios o periferias más modestas. Es verdad que carecían de comodidades, fortuna o bienestar, pero esa pobreza estaba sustentaba en el apoyo moral y participativo de todos los vecinos. Recompensa carente de intereses, pero la más preciada para una feliz convivencia. Quizás sus vidas fueran humildes y sencillas, sin embargo, sus valores morales eran tan importantes como aquellos ‘salabares’ de boquerones que cualquier marinero repartía, plato a plato, para compartido con otras familias del barrio. Ocurría lo mismo con la comunicación. Las mujeres, en sus casas o cuando iban por ‘los mandaos’, hablaban constantemente de sus temas cotidianos y se interesaban de cualquier problema que surgiera en otras familias. Los marineros, tras soportar las inclemencias del mar tirando del laberinto de redes que encarcelaban sus vidas, ya en tierra, solían visitar los ‘sagrarios’, donde no faltaban confesores que les hicieran olvidar su problema colmándoles de bendiciones. Y en la tranquilidad de los fresquitos atardeceres, cada calle se poblaba de vecinos sentados en sillas, hablando, gozando y respirando la esencia de la vida; la mejor terapia para espantar dudas y fantasmas. Y cuando el velo de la noche iba adormeciendo la tarde, cogiendo la ‘silla de nea’ y levantando la ‘cortina de re’ se oía: ¡Hasta mañana José!... ¡Si Dios quiere Varo!

Perdonadme, pero en estos aspectos tengo que decir que aquellos tiempos fueron mejores. A partir de aquí, cada cual maltrate su cerebro juzgando tiempos, ahora que de manipular las redes sociales, quizás seamos los primeros manipulados. Pero como dijo Paco Umbral, “yo solo vengo a hablar de mi libro”.  Me gustaría recordar a Don Serafín Núñez por la edición del libro sobre la evolución de Barbate, con fotos de calles antes y después. La verdad es que en esa primera legislatura, nuestro pueblo evolucionó.

Ahora, 40 años más tarde y tras cinco alcaldes, estamos a la cola de los pueblos de la Janda. De ser segunda flota de ‘cerco y jareta’, en el puerto solo queda el muelle de los cabrones, una arruinada lonja, artes jalonando todo el muelle y el recuerdo de una fábrica que se derritió de frío. El Faro y la fuente de colores se convirtió una plaza con reloj de sombra. En el parque infantil solo se oyen golpes de bolas de petanca. Había Chanca, Fábricas de Conservas, grandes Varaderos, cinco talleres para barcos y diez discoteca, que el levante se llevó. El caudaloso Río, maldecido por la depuradora, se está ahogando de arena. Un polideportivo con el primer Estadio Municipal de césped de La Janda está pidiendo ayuda. Y de los seis cines derribados, incluyendo el que fuera segundo de Europa, en verano echan películas en un colegio, porque herido de muerte un veterano de guerra, sigue anestesiado intentando resucitar cada cuatro años. Si esto no es involución que venga Dios y lo vea.

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