Horas después de estrenarse como colaboradora de 'La Plaza' de Jordi González en su regreso a TVE, Terelu ha visitado el programa de Jaime Cantizano, 'Mañaneros' y, muy emocionada y sin poder contener las lágrimas, ha hablado por primera vez sobre la última etapa de María Teresa Campos, meses durísimos en los que su madre se fue apagando poco a poco: "Pensamos que se iba a morir de inanición" ha confesado.
"Nosotras éramos las únicas que sabíamos como estaba mi madre, y soy consciente de que mi madre es María Teresa Campos y no podía impedir que se hable de ella, pero sí que saliesen imágenes suyas. He intentado proteger que no se le hiciese una fotografía a una persona que no podía decidir porque esa fotografía solo aportaba indignidad" ha reconocido, explicando por qué decidieron mantener a su madre alejada de los focos durante los últimos meses de su vida: "Esa imagen a ella le hubiese horrorizado" ha asegurado.
Un declive en el que su ausencia de proyectos profesionales pesó y mucho, como ha revelado Terelu sin poder contener las lágrimas: "Fue casi de un día para otro... Pensaba que se acababa el programa del fin de semana pero que iba a hacer otro. Y de repente no existía. Fue una pena muy grande ver a alguien grandioso profesionalmente, ya no te digo a una madre, mendigar trabajo".
"Mi madre necesitaba trabajar, tener algo que hacer. Mi madre y Concha Velasco pertenecen a una generación que su pasión era el trabajo. Y cuando a una edad paras el cerebro de esa manera con mentes que han sido tan inmensas y tan activas, claro que se les para la vida" ha añadido muy emocionada, convencida de que "a mi madre se le paró la vida el día que dejó de pisar un plató de televisión y ese cerebro prodigioso suyo empezó a deteriorarse".
Una falta de trabajo -"fue un choque"- a la que se sumaron su ruptura con Edmundo Arrocet y la pandemia, de la que sin embargo Terelu saca una lectura muy positiva porque, como ha contado entre lágrimas, "sacó lo mejor, que la he vivido a solas con ella. Un mes y pico sin salir a la calle. Por protección no salíamos ni a pasear. Jugábamos todos los días a las cartas con guantes y mascarillas y mi madre decía 'quien me iba a decir a mi que al final de mis días iba a vivir una pandemia".
Fue hace 11 meses cuando el deterioro de Teresa empezó a ser preocupante, como ha contado su hija por primera vez en un desgarrador relato en el que ha confesado que "tuvimos miedo de que muriese de inanición". "Sufrió dolor de corazón, y una de las cosas que empezó a hacer fue dejar de alimentarse. La llevamos al hospital en enero porque dejó de comer, pero tenía tanto miedo de ellas allí que cuando los médicos consiguieron estabilizarla nos la llevamos a casa porque allí estaría mejor" ha recordado, revelando que aunque en un principio consiguieron que se "recuperara un poco y cogiese casi 3 kilos", poco después "cayó en picado. Su cerebro no le ha permitido disfrutar de su vejez" ha asegurado.
Meses muy complicados en los que Terelu se separó de ella para cumplir su promesa con la Virgen de la Salud y el Cautivo, procesiones de la Semana Santa malagueña a las que siempre asistía con su madre: "Saber que ella no volvería a ver eso fue horroroso, pero yo sí que le pedí al Cautivo. Le miré y le dije 'haz lo que consideres pero ayúdala, así no se puede soportar'. Y me escuchó" ha confesado.
A pesar de que los últimos tiempos fueron "terroríficos", la colaboradora está convencida de que su madre notaba el cariño se su entorno más cercano. "Siempre con ella de la mano, acariciándola, besándola... ella lo ha sentido no solo de sus hijas y de sus nietos. También de Leo, que ha estado con ella 33 años, de Gustavo... y de dos personas que en los últimos meses nos ayudaron mucho, acostumbradas a tratar con personas mayores con dificultades cognitivas que dan mucho amor y mi madre lo recibía" ha contado.
Intentando sonreír a pesar de lo desgarrador de su relato, Terelu ha desvelado que, lejos de lo que pudiera parecer, su madre fue de "todo menos dócil" en los últimos momentos de su vida: "Tenía genio. Ese domingo cuando desgraciadamente la llevamos en ambulancia al hospital uno de los enfermeros me dijo, 'genio y figura ¿eh?' porque no había manera de ponerle la mascarilla" ha recordado con nostalgia.
Ha sido cuando Jaime Cantizano le ha preguntado si en algún momento su progenitora le habló de la muerte cuando la tertuliana ha revelado lo durísimos que fueron sus últimos días: "10 o 15 días antes de morir en varias ocasiones me dijo 'no puedo más'. Y a mí me sobrecogió porque sé que ella le tenía miedo a la muerte, pero ese 'no puedo más' era un 'no puedo más físicamente' y 'no puedo más' porque su mente no la dejaba parar". "Ella se levantaba sufriendo y se acostaba sufriendo" ha explicado, reconociendo que "ver a una madre así es lo más terrorífico que cualquier hijo puede vivir. He visto a mi madre con un cáncer, con un ictus... pero esto ha sido lo peor de todo. Esto ha sido demoledor" ha confesado.
Un momento especialmente desgarrador en el que Terelu ha contado que "estoy llorando más aquí hoy que en mi casa a solas porque de pronto es como si se me hubiese congelado el corazón y hubiese dejado de tener sentimientos". "Hemos pasado un duelo mucho tiempo, el duelo no ha sido solo su partida. Hemos vivido en constante duelo durante bastantes meses" ha admitido.
Una etapa durísima en la que se ha apoyado en su hermana Carmen y en su hija, Alejandra Rubio, a la que María Teresa adoraba -al igual que sus otros dos nietos, Carmen y José María Almoguera- y a los que hacía más caso incluso que a sus hijas en sus últimos momentos, como ha desvelado muy afectada: "Les obedecía más. Yo le decía 'por favor, toma eso' y ella me decía 'no', y llegaban Alejandra o Carmencita y ella lo hacía".
"Ella ha adorado a sus nietos, han sido su pasión junto con nosotras. Ha sido muy protectora. Mi madre de sus nietos como sus nietos de su abuela" ha asegurado, confesando que cuando ya estaba muy malita, una noche que estaban en su cama, le dijo a Alejandra que ella 'no se quería ver así el día de mañana'. Algo que provocó que a su hija se le cayesen unas lágrimas, de las que Teresa se dio cuenta: "Mi madre le preguntó preocupada 'por qué lloras', y mi hija le dijo que estaba muy cansada pero que no pasaba nada". Una anécdota que demuestra lo importantes que eran sus nietos para la recordada presentadora.
Más tranquila, Terelu ha asegurado que su madre "hubiera querido que nosotros hubiésemos seguido la vida" y por eso, está convencida, "ella está feliz de que esté aquí. Lo tengo clarísimo".
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