Los pescadores de la prefectura de Fukushima señalaron este miércoles que el informe presentado en la víspera por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) es "insuficiente" y pidieron cautela ante el plan del Ejecutivo japonés de verter al mar el agua tratada de la accidentada central nuclear.
Los pescadores se pronunciaron así durante una reunión hoy con el director del OIEA, Rafael Mariano Grossi, para explicarles las conclusiones de una evaluación exhaustiva llevada a cabo por su organización en los últimos dos años.
"Aunque no tengo una solución mágica para las dudas e inquietudes que puedan existir, vamos a quedarnos en Fukushima durante las próximas décadas hasta que se haya descargado la última gota de agua con seguridad", dijo Grossi a los pescadores y miembros del gobierno local.
Por su parte, el jefe de la federación pesquera de Fukushima, Tetsu Nozaki, dijo a la salida del encuentro que aunque se trata de un asunto del Gobierno japonés y de TEPCO, propietaria de la damnificada central atómica, "lo que importa es el futuro".
El mes pasado, esta organización ya expresó su oposición al plan, tal y como vienen haciendo reiteradamente en los últimos años.
El alcalde de la ciudad de Iwaki, donde se celebró la reunión, Hiroyuki Uchida, instó al Gobierno a brindar más información que ayude a mejorar el entendimiento entre los ciudadanos y la industria pesquera de la zona.
La reunión de hoy se produce después de que Grossi presentara en la víspera el informe de evaluación del OIEA al primer ministro nipón, Fumio Kishida, donde respaldaban el vertido y decían que las medidas de su Ejecutivo son "concordantes con los estándares de seguridad internacionales relevantes".
Esta evaluación también señala que las descargas "graduales y controladas" al mar tendrán un impacto radiológico "insignificante" en las personas y el medioambiente.
Hasta ahora, el agua altamente contaminada que genera la planta se procesa en circuitos del denominado ALPS (Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos) para retirar la mayoría de los elementos radiactivos, a excepción del tritio, y vuelve a almacenarse en bidones antes de su descarga al mar.
El Gobierno japonés y TEPCO, propietaria de la damnificada central atómica, tomaron esta decisión hace dos años ante la incapacidad de seguir almacenando el agua en tanques instalados en terrenos de la central, por la falta de espacio físico.
Grossi se encuentra hoy visitando la planta del noreste del país, devastada a raíz del terremoto y tsunami de 2011, también para inaugurar una oficina del OIEA que entrará en activo una vez que comience el vertido, en una fecha todavía por determinar, aunque algunos medios japoneses apuntan a que será en agosto.
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