Sociedad

Cómo saber si una persona se droga

Cuando saltan las alertas sobre si un ser querido puede estar dependiendo de sustancias, la mayor parte de personas se siente perdida

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  • Cómo saber si una persona se droga.

Cuando saltan las alertas sobre si un ser querido puede estar dependiendo de sustancias, la mayor parte de personas se siente perdida ante qué pasos dar para ayudarle.

La relación con las drogas es muy compleja y actuar de una manera cauta para que cada acción que se lleve a cabo sea en beneficio de la persona que tiene adicción a las drogas y no al contrario: un paso en falso puede suponer que esa persona se aleje de su entorno de seguridad y, por tanto, su situación de dependencia se agrave.

«Hay que ser muy sensibles ante un caso de adicción a la cocaína o a otras sustancias», explican en Instituto Noa, un centro de desintoxicación sevillano que se ha convertido en un referente nacional.

Para los responsables de este espacio de apoyo: «saber qué pasos dar ante esta realidad es clave para ayudar a la recuperación de los pacientes». En ese sentido, consideran imprescindible que la población en general disponga de unas claves sobre cómo saber si una persona se droga. Gracias a ello, se podría establecer —siempre con ayuda de profesionales— un plan de acción para ayudarle a superar su adicción.

Los diferentes signos que alertan del consumo de drogas

A través de la experiencia acumulada en el Complejo Terapéutico San Cayetano —dedicado al trabajo con las adicciones, como en la Comunidad Terapéutica Pinogrande, un complejo de viviendas de apoyo al tratamiento—, los especialistas de Instituto Noa, centro avalado por Pedro García Aguado, identifican una serie de signos que pueden alertar sobre el consumo de drogas en una persona cercana.

«Observaremos signos físicos, cambios de comportamiento y modificación de hábitos sociales», resumen desde el centro. Estos son los tres pilares principales a través de los cuales se pueden seguir las pistas que lleven hacia un consumo incontrolado de estupefacientes u otro tipo de dependencias como el alcohol.

Cambios físicos en una persona dependiente

Un consumo ocasional de drogas no produce importantes cambios físicos en una persona. Esto quiere decir que si se observa un claro desmejoramiento, lo más probable es que se esté ante un individuo que consume de manera habitual —y probablemente descontrolada—.

  • Marcas oculares: profundas ojeras, pupilas dilatadas y rojez en los ojos son los signos más marcados cuando se toman drogas con un alto nivel de dependencia.
  • Dificultad de articulación: a la hora de hablar, las personas que se drogan suelen presentar una dificultad articulatoria. Pronunciar mal algunas palabras, no construir bien las frases o confundir las vocales es un signo que debe preocupar a quienes conviven con estos enfermos.
  • Problemas psicomotores: de igual modo, aquellos que han caído en las redes de algún tipo de droga suelen moverse con dificultad, con tendencia a realizar movimientos torpes y muy lentos, caerse o mostrar imposibilidad de mantener la posición erguida.
  • Higiene problemática: descuidar el pelo, el afeitado, la ropa que se lleva o el maquillaje puede dar pistas de que se está pasando por un mal momento. A esto se suma la presencia de malos olores o la suciedad bucal.
  • Heridas y cicatrices: a un nivel más profundo y detallado se podrán hallar quemaduras y pinchazos en brazos y manos.
  • Palidez y sudoración: las personas que se encuentran en un proceso de dependencia grave tienden a la palidez y presentan una sudoración excesiva, que se puede ver a simple vista y sucede en entornos donde no tiene explicación.

Cambios de comportamiento

Los cambios de comportamiento también pueden llegar a ser muy notables. La alta presencia de drogas en el organismo, así como la necesidad de consumo continuado, tiene un efecto directo en la forma en la que las personas que pasan por este trance se comportan con su entorno.

Desde Instituto Noa aconsejan mantener la calma y actuar con prudencia y comprensión ante cualquiera de los siguientes síntomas:

  • Cambios bruscos de ánimo: de la exaltación de la felicidad a los episodios de violencia, sin apenas justificación.
  • Evitación: no contestar a preguntas sobre la vida privada, dar explicaciones vagas o incluso mentir suelen ser comportamientos presentes en personas que se encuentran en esta situación.
  • Cambio de horarios, hábitos y ambientes: es muy común que las personas que han pasado a depender de sustancias ilegales cambien sus horarios e incluso dejen de salir con la misma gente o ya no quieran practicar deportes, estudiar o realizar cualquier actividad que antes les resultara imprescindible.
  • Pasotismo e insensibilidad: mostrar indiferencia ante el dolor o la preocupación de otras personas también puede convertirse en una clave; desde Instituto Noa explican que esto se debe a que el centro de la vida de estar personas pasa a ser ellas mismas y su relación con la sustancia de la que dependen.

Algunas recomendaciones adicionales

Una observación profunda de las personas que parecen estar coqueteando con las sustancias prohibidas se suele resolver con que en los últimos meses se cumplen muchas de las variables destacadas.

Obviamente, a esto hay que sumar otros escenarios como un descontrol en los gastos, la aparición de dinero de origen desconocido y la venta de objetos de casa con el propósito de conseguir efectivo para seguir consiguiendo las sustancias.

Por último, es importante poner estos cambios personales y sociales en contexto. Una persona que ha pasado por un trauma importante, se ha divorciado o ha perdido a un ser querido es más susceptible de empezar a buscar consuelo donde no debe. Es en estos escenarios en los que hay que poner una mayor atención.

Por eso, hay que ser muy cautos en cuanto al trabajo con las drogas se refiere. La adicción a las drogas no es algo que se pueda tomar a la ligera, y conviene dejarse asesorar por profesionales sanitarios, psicólogos y terapeutas que puedan marcar una hora de ruta para ayudar a la persona dependiente de la mejor manera.

Instituto Noa establece cuatro fases en su tratamiento: desintoxicación, deshabituación, rehabilitación y reinserción. En este proceso, el apoyo de los profesionales a las familias es continuo, pues las personas que rodean al dependiente también tienen que recibir apoyo y asesoría sobre cómo trabajar con su ser querido para contribuir a su recuperación.

El centro de desintoxicación sevillano ayuda a las personas con adicción a las drogas con las mejores garantías. Por eso, ante la observación de cualquier signo que haga sospechar que una persona se droga, ponerse en contacto con ellos es dar el primer paso hacia la recuperación de las adicciones.

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